Sorprende y mucho que un western de la calidad como el que presento hoy, dirigido por un director con cierto nombre en la industria, como es el caso de Scott Cooper, e interpretada por Christian Bale, Rosamund Pike y Wes Studi, no haya tenido espacio en la parrilla de la gran pantalla en los cines nacionales. Su estreno debería haber tenido lugar allá por 2017 y, sin embargo, la película se estrenó en abierto a primeros de marzo de este año 2019, aunque ya era posible verla en alguna plataforma desde el año pasado. Me recuerda a otro gran western, Desapariciones que también pasó especialmente desapercibido cuando se estrenó en 2003. Su caso es muy parecido, tanto en la idiosincrasia de su estreno como en la alta calidad de ambas producciones.
Dentro de la última década del siglo XIX, los territorios del oeste y la frontera se encuentran controlados por los estacionamientos de la caballería de los EEUU. Quedan atrás las grandes guerras indias y ahora su misión pasa por controlar las reservas y los pequeños grupos de fugitivos que de vez en cuando escapan de ellas y se lanzan a atacar las granjas y las haciendas diseminadas en un territorio inmenso. Las escabechinas y las matanzas en masa han ahondado el odio de blancos y pieles rojas. Un capitán veterano de Little Big Horn, en donde sirvió bajo el coronel Reno, convive con su labor de controlar a estos fugitivos y la cercanía de su retirada del ejército. En vísperas de este día, su oficial al mando le ordena una última misión. Escoltar a Halcón Amarillo, un viejo guerrero cheyenne, y su familia, a tierras de Montana donde esperará su muerte debido a una enfermedad incurable. El odio del capitán Blocker por el nativo es profundo y antiguo. En su camino se topan con una mujer, única superviviente del ataque de un pequeño grupo de comanches renegados a su granja. El viaje vital de los tres protagonistas solo acaba de empezar.
Nos encontramos con una película dura, en la que se cuenta la verdad, la crueldad y el odio generado después de años de luchas entre los indios nativos y los soldados azules. Las grandes tribus han desaparecido y el trato que el hombre blanco ha tenido con los nativos ha sido inmisericorde y cruel. De la misma manera, los veteranos de la caballería recuerdan la dureza de los ataques indios, sus métodos sangrientos, la rapiña realizada sobre los civiles asentados en aquellas tierras y la pérdida de compañeros de cuartel. El odio que se ha sembrado en las frontera es profundo. De la misma manera, la soledad de los puestos fronterizos y la dedicación a la caza y captura de indios renegados, termina por pasar factura a los soldados curtidos, pero faltos de empatía y estima. La vida del soldado es solitaria y sus misiones, largas y perentorias. En este escenario de penuria, las bases sobre las que se asienta el deber y el honor del soldado, juegan un difícil equilibrio con los sentimientos y el carácter individualista de quien lleva el uniforme marcado a fuego. Con estos cimientos, Scott Cooper construye una historia, con un gran poso de tristeza, un viaje vital, tan crepúscular como complejo, basado en los días que transcurren entre la salida desde el fuerte, del grupo y su escolta, en dirección a un lejano valle en Montana. En su camino, las circunstancias durísimas e inevitables, moldearán la existencia de los que componen la expedición, planteando al espectador una serie de acontecimientos que plasmarán la vida casi extrema de la frontera y las situaciones límite a las que puede encauzar.
"Hostiles" es una pieza de artesanía filmada con pulso firme. Plasma en la pantalla el transcurrir lento de la misión, día a día, noche a noche, bajo la expectación un grupo humano llevado al extremo de la supervivencia, mientras los sentimientos y los intereses, van encontrándose, por necesidad y. porqué no, por humanidad, con la realizad de su existencia. Porque en la tragedia, hay individuos que se pierden en la basta hondura del horizonte, mientras otros, parecen aferrarse a la vida, a pesar de parecer carente de un fin esperanzador. La película nos muestra sus vivencias extremas, encarnadas de la mano de tres magníficos actores principales y un buen número de secundarios muy solventes. Christian Bale modula a la perfección al veterano capitán en su lucha interior y el cumplimiento del deber. Rosamund Pike muestra su fuerza interpretativa en su complejo papel de superviviente tras el mortífero ataque comanche. Y Wes Studi, ese enfermo y viejo guerrero cheyenne, muestra la honorabilidad de un pueblo desterrado y hundido, a finales de un siglo que ha significado la desaparición de los suyos.
Heredera directa de Centauros del Desierto, del novelista Alan Lemay o de los relatos cortos recogidos en Un tronar de tambores de James Warner Bellah, ambos llevados al cine por John Ford, "Hostiles" goza de una magnífica banda sonara, sometida a los paisajes secos e inmensos de la frontera, sin entrar en sonoras y épicas fanfarrias, sino mostrando en su partitura la intimidad del hombre con su entorno, su visión de la vida y sus miedos. La fotografía es otro punto a valorar, otro factor que recuerda en más de un fotograma al viejo y genial John Ford. En conjunto, una magnífica película en su visión más crepuscular del más puro western, en la que el director aporta una revisión de la relación del hombre blanco y el nativo de las grandes llanuras y la frontera del oeste americano. Una recomendación inexcusable para el aficionado al género. Por cierto, aprovecho para recomendar la lectura del ensayo La Tierra Llora - Peter Cozzens publicado por Desperta Ferro Ediciones y ganador del VIII Premio de Literatura Histórica Hislibris al Mejor Ensayo