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jueves, 9 de mayo de 2024

"Civil War"

 

Creo no equivocarme al decir que El año que vivimos peligrosamente, Bajo el fuego, Salvador o Los gritos del silencio, son posiblemente las mejores películas realizadas dentro del género del periodismo de guerra. Precisamente de eso trata la última película de Alex Garland estrenada recientemente, en una apuesta más arriesgada quizás, al trasladar esa guerra que están cubriendo los reporteros y fotógrafos protagonistas, a su propio país, los Estados Unidos de América. La idea no es del todo novedosa. Ya hace años, se publicó en los EEUU un cómic titulado DMZ (Zona desmilitarizada) en la que se presentaba un país dividido y en guerra civil. Sin embargo, llevar a la gran pantalla una guerra fratricida en propio suelo estadounidense es una apuesta relativamente arriesgada, especialmente por lo que el director quiere mostrar en ella, el odio generado, la violencia desbocada y la total falta de humanidad, sea quien sea el contendiente e independientemente de los supuestos valores con que se ha educado un país y donde se desarrolle el encuentro bélico. 
La trama se presenta al espectador sin explicar el origen cierto de lo que acontece en el país ni su desarrollo previo. Los estados de California y Texas se han unido en una rebelión contra el Gobierno de central de Washington. Florida parece que, de manera independiente, se une al frente rebelde. Las tropas gubernamentales pierden terreno y el Presidente de los EEUU se encuentra contra las cuerdas. Una veterana fotógrafa de guerra y su compañero periodista apuestan por cruzar el frente y realizar una ultima entrevista al Presidente, antes de ser derrotado. A la peligrosa aventura se une una novata fotógrafa y un anciano periodista de renombre de Nueva York. A partir de ese momento, las dificultades con las que se encuentran en su camino y los peligros que corren, en ese juego de adrenalina periodística al que juegan, serán trincheras a superar hasta alcanzar su objetivo deseado. La experiencia les lleva a cruzar fronteras que solo habían conocido fuera de su país y las experiencias con las que se encuentran van más allá de sus límites. 
Esa carrera hacia adelante muestra al espectador lo que una guerra provoca en el ser humano, especialmente entre aquellos que se mueven fuera de las fuerzas militares oficiales, más o menos organizadas. Los más profundos y rastreros sentimientos salen a la superficie, mientras algunos de los presentes simplemente miran hacia otra parte, esperando que la guerra pase de largo. Para otros, ya poco importa quien es el enemigo. En un país donde las armas están a la orden del día y donde la autodefensa es un principio constitucional, primero se dispara y después se pregunta. Los factores más oscuros de la civilización, como el racismo, el odio, la violencia gratuita o la venganza, imperan en un país acostumbrado a ver la guerra fuera de sus fronteras y por televisión. El impacto en los periodistas, habituados a buscar la mejor foto y la mejor entrevista, golpea en sus mentes cuando son testigos de que su propios conciudadanos son capaces de hacer lo que ellos han visto en otras guerras. Y, sin embargo, Garland nos muestra como a pesar de ello, los protagonistas siguen buscando imperiosamente esa foto, esa entrevista que los hará inmortales. Esa experiencia se impone de diferente manera en cada uno de los protagonistas. Unos están agotados mentalmente, otros buscan la gloria a pesar de los peajes a pagar, y algunos solo siguen por inercia para no desaparecer en la memoria. Pero todos sufren viendo y sufriendo en sus carnes lo que le sucede a su país, ya irreconocible como consecuencia de la guerra civil en curso. La carrera hacia adelante debe seguir.
Garland realiza una película bien concebida en fondo y forma. A todo lo explicado anteriormente, además le aporta una narración que va de menos a más, en un continuo avance hacia el frente de batalla, hasta llegar a los últimos veinte minutos de película, ya en Washington, magistralmente filmados, en una carrera por encontrar la foto final del film. Respecto a los intérpretes, Kirsten Dunst encarna a la fotoperiodista veterana de manera convincente. No conocía a la joven Cailee Spaney, quien tampoco destaca en exceso, aun cumpliendo con su papel. Como siempre Wagner Moura cumple en su interpretación del periodista dopado por la adrenalina de la guerra y la noticia, mientras un veterano y correcto Stephen Henderson cierra la terna. Llamo la atención especialmente, en la aparición, en un corto pero potentísimo y durísimo papel secundario, del actor Jesse Plemons, siempre acertadísimo en su selección de interpretaciones, quizás en la que sea la escena más dura e impactante de la película.
En definitiva, creo que estamos ante el mejor trabajo en la dirección de Alex Garland. Además recupera en esta cinta algunas ideas sacadas de sus fantásticos guiones de la última versión de Juez Dreed y, especialmente, de la fantástica 28 días después, de la que esta cinta hereda muchas más cosas de lo que a primera vista pueda parecer. ¿O no os da la impresión de que Garland ha trasladado a esta película algunos de los escenarios presentados en las grandes producciones de zombies de los últimos años, como la ya aludida anteriormente 28 días después, Guerra mundial ZAmanecer de los muertos o la serie The walking dead?  Más allá de todo esto, creo que Civil War puede sumarse a ese póker de ases de películas del género de periodismo de guerra al que me he referido al inicio de esta reseña. Y creo no equivocarme. 









2 comentarios:

  1. Es un peliculón. De lo más inquietante, porque puede suceder en un futuro muy cercano... y en cualquier país del mundo. Grandes intérpretes, sobre todo el periodista veterano. Acción trepidante. Y algunos momentos escalofriantes. Los últimos 20 minutos magistrales. De lo mejor que he visto en lo que va de año.

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    Respuestas
    1. Esos veinte minutos finales son magníficos así como la tensión transmitida al espectador. Gracias por pasarte.

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