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domingo, 27 de marzo de 2022

"El poder del perro" - Thomas Savage

No es la primera vez, ni posiblemente sea la última, que leo una novela después de ver su adaptación al cine. En esta ocasión me ha pasado con la película celebérrima y nominada los premios Óscar, El poder del perro, dirigida por una acertadísima Jane Campion. La curiosidad me invadió por saber, por conocer, de qué manera Thomas Savage, el creador de la novela, había pergeñado una historia con tanta carga de profundidad. Quería comprobar si esa tensión continua provocada por el personaje de Phil que aparece de manera rotunda en la pantalla, estaba tan presente en la novela original. Solo puedo decir que he quedado altamente satisfecho de la lectura del libro publicado originalmente en los años sesenta y que ahora Alianza Editorial ha aprovechado para estrenar en el mercado español. También os digo que en esta reseña no voy realizar una comparativa entre ambos productos, aunque sí apunto que la adaptación de Campion es excelente.

Paso a resumir su argumento de una manera rápida. Dos hermanos gobiernan un rancho en Montana. Cuando uno de ellos, George, decide casarse con una viuda de un pueblo cercano, madre de un joven muchacho, las cosas se trastocan en la cotidiana vida de Phil, el otro hermano, un hombre duro en el trato con los demás congéneres y especialmente hiriente con el género femenino, los homosexuales, los judíos, los nativos de aquellas tierras y todos a los que considera peores o inferiores que él. De posición elevada a nivel económico, ambos hermanos difieren enormemente en su manera de ser. Sin embargo, George no tiene capacidad de respuesta ante el muro férreo y molesto que su hermano impone en la finca, lo que va hundiendo a la nueva señora de la casa y empoderando, en cierta manera, al muchacho en su empeño, de manera silente, por defender a su madre.

John Savage hilvana una novela en la que refleja muchos apuntes de su vida, en cuanto que él vivió una infancia compleja y desestructurada a nivel familiar en un par de grandes ranchos del medio oeste estadounidense. De ahí su gran capacidad para describir, no solo la vida cotidiana de los vaqueros y sus trabajos con los caballos, sino también el día a día en esas grandes y solitarias casas pertenecientes a poderosas familias, en las que en no pocas ocasiones imperaba la soledad, el desapego social y cierta endogamia particular. Las modas, ciertos artículos de lujo y los grandes mobiliarios, contrastan con la dura y sucia vida del vaquero, más preocupado por sacar adelante el duro trabajo, que en los protocolos o la sociabilidad que se buscaba a esos niveles en las poblaciones. Las nuevas tecnologías, como la llegada del coche, recuerda que estamos situados en 1925, comienzan a alterar la tranquila vida del rancho, mientras las tradiciones no terminan de ser desplazadas por la llegada de nuevos tiempos, modas y maneras de ver la vida. 

Por otro lado, encontramos en sus páginas el amor del escritor por aquellas tierras y pastos, en donde los caballos trasiegan de un lugar a otro de la mano de los sudorosos vaqueros. Paisajes indomables y bellos, que comienzan a ser atrapados y coartados por la aparición de vallados que pretendían, ya entonces, limitar los campos y tierras de otros propietarios de la zona. Con todo, las grandes cabalgadas bajo el telón de fondo de colinas, montañas lejanas y arroyos y frescos cauces de agua, acompañan el devenir de la novela, marcada por sus personajes, su mentalidad y su especial manera de encajar los golpes frente la vida, una vida no siempre fácil y ajena a cierta fuerza aparentemente mostrada por algunos de ellos, frente a la extrema debilidad de otros.

Para terminar voy al meollo de la novela que no es otra cosa sino el gran trabajo en el perfilar de personajes que realiza el autor en su creación de un ambiente, casi siempre hostil y dominado por la tensión generada por un secreto bien guardado por el personaje de Phil, en contraposición a su proceder y sentir homófobo e intransigente ante todo el que le rodea en ese microcosmos del rancho familiar. En la novela se desarrolla, paralelamente la vida y el pasado de la viuda que luego casará con George, su relación circunstancial con Phil, tanto en la persona de su marido fallecido y de su hijo, con quienes y para su sorpresa, se topará en su casa tras la sorprendente decisión de su hermano. Cada uno de los protagonistas tiene unas características que limitan de alguna manera la relación con los demás, ya sea por su pasado, condición sexual o simplemente por su inmovilismo ante los sucesos que se suceden ante su persona. Las respuestas a todo esto y la relación compleja que les lleva a compartir techo, marcará el devenir de sus vidas, demostrando lo sorprendente de sus reacciones frente a un entorno hostil, en cierta manera buscado, pero ajeno a los deseos de cada uno de ellos. Este conglomerado de choques de personalidades y secretos inconfesables sirven de conducto a una novela dura, inteligente y especialmente rica en su narrativa, además de profunda y directa.    

Dicho lo cual, y a pesar de la promesa realizada al comienzo de esta reseña, debo decir que, tanto película como novela se complementan, en cuanto que la primera funciona mucho a base de miradas y silencios, resultando muy sutil en los mensajes y sus consecuencias, mientras la novela  acierta de pleno en las descripciones de los personajes y sus experiencias pasadas, todo lo cual marcan a fuego su paso por el rancho de los hermanos protagonistas. Por todo lo cual, ambas propuestas son muy interesantes y ricas en detalles, y merecen ser experimentadas, ofreciendo dos visiones que se complementan a la perfección. Y esto no suele suceder a menudo. 




 

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