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jueves, 10 de febrero de 2022

"Suburra"

 
Conocí el trabajo en la dirección de Stefano Sollima cuando se estrenó Sicario 2: El día del soldado. Había leído y oído cosas muy buenas de su trabajo en la serie Gomorra y en la película que hoy reseño, Suburra. Me gustó mucho su trabajo en la segunda parte de Sicario, en la que demostró tener más que dotes para firmar buenos y contundentes thrillers. Y sin embargo, no ha sido hasta ahora que me he asomado a una de sus producciones italianas que le abrieron el camino a las puertas de Hollywood. 
El argumento nos traslada a noviembre de 2011. La cita sexual de un parlamentario italiano y dos prostitutas en un hotel de Roma, termina con la muerte de la más joven y menor de edad. Una llamada a un conocido de la superviviente para eliminar el cadáver sin manchar la imagen y la credibilidad del político, será el pistoletazo de salida a una sangrienta guerra entre mafias locales de Roma. Si además, está en juego la aprobación de una ley que permita la construcción en el entorno del puerto de Ostia de un gran complejo al estilo de Las Vegas, en el que tienen especial interés las mafias del sur de Italia, tenemos el cóctel un perfecto en el que se incluye corrupción, asesinatos, traiciones y mucha lucha por el poder en una Italia en plena crisis institucional. 
Sollima descubre al espectador lo más sórdido y peligroso de las bandas que controlan algunos suburbios y zonas de Roma, en donde los territorios son defendidos a sangre y fuego. Además, no se queda en este escenario de violencia y grandes trapicheos, sino que también asciende al universo de la gran corrupción del Estado, en la que parlamentarios y empresarios juegan a aprobar leyes que beneficien a las mafias que, desde la distancia, siguen controlando elementos importantes de la economía y la política. El director tiene la pericia de mezclar ambos universos, mostrando lo peligroso de sendos mundos, cuando los intereses de unos pisan los de otros, en un afán por crecer en poder e influencia. 
La película goza de nervio y un ritmo ágil. Todo se mueve en orden y las fichas del dominó caen llevándose a todos por delante, capos, políticos, sicarios, prostitutas y como no, algún que otro desgraciado que anda por ahí en medio. Las escenas de violencia y tiroteos están muy bien filmadas, sin perder de vista los jugosos diálogos y momentos de tensión que jalonan una película muy bien dirigida e interpretada. Llamo la atención en el trabajo de Pierfrancesco Favino, en el papel del político de turno, al que ya vimos por aquí en su magnífica interpretación en la película de Mario Bellocchio, El traidor. Desde luego Suburra es un potente, impactante y duro film que merece la pena, para quien le guste este tipo género donde la violencia campa a sus anchas, pero que incluye un interesante componente social de la situación de un país que no termina de quitarse de encima la sombra de la corrupción.


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