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martes, 21 de enero de 2020

"Gideon Falls - Pecados originales" - Volumen 2

La primera entrega de este particular cómic salido de la mente de Jeff Lemire, titulada El granero negro, me pareció un producto tan atrayente como desconcertante. El guión, complejo y retorcido, de Lemire se acompañaba en el trabajo artístico, porque así hay que definirlo, de Andrea Sorrentino, y me provocó ciertas contradicciones internas. Veía un trabajo notable y lleno de calidad, pero tenía la duda de si su desarrollo podría llegar a  embaucarme y lidiar con su trama, con cierta conjunción de lógica y sentido. Tras la lectura del  segundo tomo que hoy reseño, debo decir que el argumento me tiene ganado al cien por cien pero, sobre todo, no puedo dejar de alabar el inmenso trabajo de dibujante, en un pletórico ejemplo de composición, color y drama en sus ilustraciones.
Este volumen encauza las tramas protagonizadas por Norton Sinclair y el padre Fred, en el afán de su creador, Jeff Lemire, por entrecruzar los universos paralelos que cohabitan en la población de Gideon Falls. Para ello, ambos protagonistas, acompañados de algunos de los secundarios, avanzan en su búsqueda hacia lo desconocido, en un juego de paranoia, viajes a un mundo oscuro y, sobre todo, al descubrimiento de un ser misterioso y terrorífico al que denominaremos a partir de ahora Sr. Sonrisas. 
La trama en la que nos vamos sumergiendo conforme pasamos las páginas increíblemente diseñadas por Sorrentino, nos llevan de viaje a un trasiego de imágenes y mundos soterrados, en los que el pasado de Norton se confunde y nos despista, por la inclusión de la linea vital de los protagonistas de la historia. Lemire logra interrelacionar a todos ellos alrededor de un enigma desarrollado en un cuento de horror, del que no solo desconocen si algo de lo que ven es real, sino que además, les adentra en un juego en el que sus vidas penden de un hilo. Debo decir que, si bien tenía mis reticencias a la hora de adentrarme en esta historia, el solo hecho de cómo el guionista nos lleva de la mano a lo largo de sus páginas, en constante alianza de su ilustrador, es suficiente para dejarnos llevar y no preocuparnos en exceso sobre a dónde nos llevará, sino el cómo nos está encauzando en su línea narrativa. Magnífico segundo volumen que no hace más que añadir cierta ansia, a la espera de lo que vendrá más adelante. Por cierto, el bueno de James Wan, creador de Saw, Insidious o Expediente Warren: The Conjuring, ya ha echado el ojo a este cómic, con su sano afán de convertirla en una serie para televisión.   

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