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jueves, 5 de julio de 2018

"Sicario 2. El día del soldado"

Cuando se anuncia que una película tan exitosa y notable como "Sicario" va ha tener una secuela y además te enteras de que Villanueve, su director, se descuelga de la dirección del nuevo proyecto, uno tiene la impresión de que el resultado puede resultar un desastre total. Sin embargo, conforme las noticias iban apareciendo por goteo, un resquicio de esperanza se vislumbraba en el horizonte. Por un lado, el guión volvía a salir de las diestras manos de Taylor Sheridan, y por otro, la dirección recaería en el solvente y veterano director, Stefano Sollima, a quien respaldan las exitosas series italianas "Roma criminal" y "Gomorra", además del film "Suburra". Si además la serie retoma en los papeles principales a Benicio Del Toro y Josh Brolin, encarnando los mismos personajes que en la entrega original, parece que se nos va abriendo el cielo y las esperanzas de disfrutar de una buena producción reaparecen en el horizonte. Solo quedaba acudir al estreno y ver el resultado final.

Pues bien, el resultado me ha parecido convincente, encontrándome una más que digna secuela. La trama nos vuelve a trasladar a la frontera de Méjico con los EEUU. La aparición de un terrorista islámico en la frontera y un posterior atentado en territorio norteamericano, relacionado en cierta manera con un cartel mejicano, hace  que el gobierno de EEUU se plantee declarar una guerra secreta con las mafias mejicanas por su pretendido colaboracionismo con el terrorismo internacional, provocando una guerra entre los cárteles. Para ello se echa mano del agente Matt Graver y de Alejandro Gillick, para organizar la operación, por supuesto, fuera de la responsabilidad del gobierno de Washington. Durante la operación, se suceden una serie de acontecimientos que obligan al Secretario de Estado a dar marcha atrás, abandonando al equipo y ordenándole no dejar huellas, ni pistas de sus pasos en territorio mejicano. Y hasta aquí puedo contar.
Si bien la película tarda un poco en coger ritmo, la capacidad de Sollima de trasladar al espectador la sensación de tensión, violencia e inseguridad de la frontera mejicana, hace que logre acometer la trama con seguridad y dominio, sin perder la linea presentada por Villanueve en la cinta original, pero aportando cierto estilo personal, con el que hace suya la nueva entrega. El film crece conforme avanza y apuesta de una manera fría, diríamos casi gélida, por el mundo que rodea tanto, a los agentes norteamericanos, como a los sicarios y componentes de los cárteles mejicanos. Las escenas de acción sin ser escasas, resultan menos espectaculares, pero apuestan por la velocidad de las acciones y el sonido apagado de los disparos, y a su vez,  por acercar al espectador a la violencia seca y cruel del mundo al que que nos traslada.  
Si en "Sicario", Emily Blunt representaba la conciencia humana en un mundo donde las órdenes y la violencia campan sin límite y sin piedad, en la presente secuela, tanto Broslin como Del Toro, muestran cierto sentido del honor y de la fidelidad, aunque para encontrarlo uno tiene que leer entre lineas y acudir a las escenas en las que se implica al personaje interpretado por la jovencísima Isabella Moner. Sollima apuesta por una trama, a primera vista simplona y, sin embargo, el guión de Sheridan y su dirección, logran manejar con buen pulso una película que abre un montón de posibilidades y expectativas, en la linea de las fantásticas novelas de Don Winslow. El retrato durísimo del tráfico humano en la frontera, los primeros pasos de los chavales en el mundo de los sicarios o las subterránea guerra del gobierno de los EEUU contra los cárteles, muestran una realidad de violencia y supervivencia. Una cinta magníficamente rodada, que goza de una excelente fotografía y una bso efectiva y axfisiante, creada por la prometedora Hildur Guonadottir, y que apuesta por las actuaciones de un convincente Brolin y un brutal y muy físico Benicio del Toro. Una muy grata sorpresa, la verdad.