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lunes, 9 de enero de 2017

"Mal trago" - Carlos Bassas del Rey

Por esas coincidencias de la vida, conocí a Carlos Bassas, residente en mi Pamplona natal, gracias a amigos comunes de las redes sociales y del círculo de Hislibris. Parece mentira que incluso compartiendo buenos amigos y amigas en Pamplona no habíamos coincidido nunca por nuestra ciudad. Por otro lado, debo reconocer que su última novela  titulada "Mal Trago" es la primera que he leído del autor, aun siendo la tercera entrega que tiene como protagonista al inspector Corominas. Si bien no soy un habitual del género negro, tenía mucha curiosidad por adentrarme en el día a día de Ofidia, la ciudad de ficción en la que vive el protagonista y que es en muchos momentos de la novela la viva estampa de nuestra querida Pamplona. Todo un acierto concebir un nombre ficticio, para plantear al lector el escenario de los casos de Corominas. De esta manera se bucea mejor y sin pérdida de atención en las personalidades de los actores y los detalles de los casos, haciendo de Ofidia una ciudad universal. Pues bien, ante todo y como premisa de esta reseña, debo decir que el Sr. Bassas goza de una pluma rica en vocabulario y especialmente potente en lo que a su narrativa se refiere. Pero no voy a adelantarme sin haber comentado, como suele ser habitual en este blog, la trama de la novela.


Corominas se enfrenta a la aparición del cadáver de un niño. La localización del cuerpo resulta tan anómala como extraña y el inspector deberá investigar las razones de su muerte y sobre todo la chispa que encendió la mecha de esta historia tan sórdida como ligada a una sociedad en crisis, en la que los pobres son más pobres y los ricos se mueven en la sociedad aparentemente por encima del bien y del mal. Paralelamente, encontramos al protagonista zambullido en una importante crisis personal. Las diferencias con un hijo que desea volar en libertad, más la seria situación en la que se encuentra su excompañero Vázquez, no evitan que el caso le ocupe y preocupe las veinticuatro horas del día. ¿O es que Corominas no quiere enfrentarse a una realidad que le recuerda de alguna manera a fases de la relación con su padre? Pero para él lo principal es resolver el enigma del niño fallecido.

Vamos por partes. Narrativamente nos encontramos una redacción muy fluida y rápida en los diálogos. Apuntar sobremanera la riqueza de un lenguaje especialmente trabajado por parte de Carlos Bassas. Es una gozada disfrutar de una literatura tan rica en vocabulario. Los modos, las palabras, las frases se entrelazan con sentencias latinas de clásicos inmortales, algo que me ha resultado tan curioso como enriquecedor y que aporta un halo de alta cultura a la novela y al personaje. Por otro lado, sin conocer a Corominas de anteriores novelas, es fácil hacerse con la personalidad del personaje, sus amistades y sus enemigos. En pocas pintadas el lector logra que visualicemos los problemas de comunicación con su hijo, la buena sintonía con su mujer Laura y la manera de trabajar con su compañero Agüero. Y todo esto además de presentar la trama, el nudo y el desenlace del caso en apenas 250 páginas.

Respecto a núcleo del libro, en todo lo que pivota alrededor de la muerte del niño, es muy interesante como aúna en su investigación un punto de crítica social muy acertado en los tiempos que vivimos. Sin duda es un factor importante no solo en la vida y en el pensamiento de Corominas, sino también, como pude comprobar en la presentación del libro, en la conciencia del propio autor. Y la verdad, es que aporta entidad a la obra. Por otro lado y respecto al desenlace de la investigación, me veo obligado a apuntar que en mi opinión la novela necesitaría algunas páginas más en su desarrollo final. Su trama en la resolución del caso creo que se ve perjudicada porque el culpable material del asesinato se descubre demasiado atropelladamente, en pocas páginas y en mi opinión, de manera abrupta y forzada. Pero eso es un tema que aquí no puedo comentar sin descubrir un thriller bien construido y armado, tanto a nivel forense, como policial. Creo realmente que con unas páginas más, la resolución del caso hubiera caído por el propio peso de la investigación, sin forzar la máquina y de forma más natural. Además hay que decir que al lector no le hubiera importado leer un poco más y disfrutar de más páginas de un libro tan entretenido y bien escrito. Efectivamente, me quedé con ganas de más.

Para terminar, agradecer al autor las recetas de cocina aportadas en la novela. Tomaré nota de cada una de ellas emulando al gran Corominas, al que espero recuperar poniéndome al día con sus anteriores casos y eventos en su vida. En fin, creo que es importante gozar de un escritor de novela negra que cuenta con la narrativa, la riqueza de lenguaje y el dominio de prosa que apetece leer en una tarde lluviosa, como las que ha sufrido en estas páginas el sufrido inspector de "Mal Trago".  Un auténtico placer.

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