La vejez, la ópera, la amistad y el amor son los temas que eligió Dustin Hoffman para dirigir su primera película en el año 2012. Con un perfil absolutamente británico, nos encontramos con una película casi teatral, que goza de componentes tan anglosajones, que sorprende la dirección del norteamericano.
La historia nos sitúa en una residencia de artistas del mundo de la música clásica, particularmente de la ópera, ya retirados. Puntualmente, todos los años realizan una actuación dedicada a sus benefactores, con el objetivo de conseguir fondos y evitar el cierre de su hogar. La llegada de una nueva inquilina provocará en algunos de los protagonistas ciertas sensaciones y recuerdos que revolucionarán la convivencia en la residencia. El reparto está encabezado por los estupendos Maggie Smith, Tom Courtenay, Billy Connolly, Pauline Collins y Michael Gambon, todos ellos actores de gran calidad y exponentes del más puro cine británico. Les acompañan otros actores expontáneos, ya que en la vida real también son veteranos artistas del mundo de la ópera y de la música clásica, que actúan interpretando sus propios papeles, como bien se nos informa en los títulos de crédito.
La película es especialmente conmovedora, llena de momentos de comicidad, acompañados de continuos guiños a momentos famosísimos de ópera y de fragmentos de música clásica. Nos encontramos con un film de actores, como he dicho antes, casi teatral, donde la aportación de los protagonistas nos lleva a sumergirnos en las sensaciones y sentimientos de los artistas tras su retirada, pero que, a su vez, continúan disfrutando de la música tanto como cuando eran profesionales. Si a esto, añadimos una historia de amor y amistad, sobre todo en el entorno del cuarteto protagonista, tenemos una película entrañable y divertida. Puede pecar de sentimentalismo, pero ¿como negar a los habitantes de esa residencia el derecho a recordar y a no morir sin lo que para ellos siempre a significado su vida, interpretar música? No esta de sobra, que de vez en cuando disfrutemos de un bombón como este, con buenas interpretaciones y una dirección de actores más que notable. Además si se es aficionado a la música clásica, su banda sonora te gustará. En definitiva una encantadora película de noventa minutos, que puede llegar a emocionar.