"Los confidentes" - Charlotte Gneuß

 

Localizada en un barrio obrero de la ciudad de Dresde de la Alemania Oriental comunista, esta novela corta de apenas doscientas páginas escrita por Charlotte Gneuß, cuenta las consecuencias, provocadas por la huida a la Europa occidental de un adolescente, en la persona de su joven amiga Karin. Su vida se verá analizada y trastocada por los efectos de un hecho que rompe la paz social y familiar de quien cuenta en primera persona los desequilibrios, sensaciones y experiencias vividas por causa de aquel hecho.

Karin es una chica  normal de un barrio obrero. Tiene su grupo de amigas del instituto, donde acude a las clases férreamente regularizadas por el régimen que gobierna el país. Por lo demás, su vida se rige por los mismos traumas, sinsabores, esperanzas y amores de cualquier adolescente de su edad. Vive con sus padres, su abuela y una hermana pequeña, de que ejerce como niñera. Tras la desaparición de su amigo del alma, un agente de la Stasi se convierte en un asiduo visitante a su vida diaria, con el objetivo de investigar la razón de la huida del adolescente y su entorno, ahora sospechoso para un régimen especialmente controlador y anticapitalista. En esta situación, Karin comienza a tener una serie de desencuentros con su entorno más cercano, en la creciente duda surgida alrededor de su relación con el joven y sus planes secretos de fuga del país. En ese proceso promovido por las citas con el agente del gobierno, la protagonista va descubriendo una serie de secretos guardados por una sociedad que, en gran parte, desea olvidar un pasado no tan lejano y prefiere vivir acomodado a lo que se le cuenta y enseña, desde el autoritarismo del gobierno. Esa chispa surgida aquel día desde el que ya no volvió a ver a su amigo, tendrá consecuencias, posiblemente no buscadas por Karin, pero empujadas por la corriente de preguntas, chismorreos y el descubrimiento de algunas respuestas, hasta entonces desconocidas para ella.

La autora, Charlotte Gneuß nació en el año 1992, ya caído el Muro de Berlín, y aún así, gracias a las historias contadas por su familia,  esta deliciosa y profunda novela se alimenta firmemente del pasado de aquella Alemania dividida durante la Guerra Fría, en la que el régimen ocupa el centro de la vida de la población. El escenario escogido por la autora, unido a la edad de la protagonista, buscan reflejar el modo de vida de aquellas gentes acostumbradas a aquel estilo de vida, pero que también guardan en el baúl de los secretos historias personales que transitan fuera de la estricta norma controlada por la temida Stasi. ¡Qué mejor que utilizar la figura de la adolescente Karin para mostrar al lector el paso de la inocencia a la juventud, como espejo de una libertad enfrentada a aquella autoridad! La primera persona, utilizada en un estilo cercano, casi sobrio, pero por otro lado, tan fresco y personal, sumerge al lector en un mundo de manipulaciones y perturbaciones, trasladando al texto de una manera tan lúcida como en ocasiones inocente, las reacciones y las preguntas surgidas en la protagonista en aquella situación en la que pasa a ser el centro de atención de un hecho ajeno a ella y a su propia voluntad. 

Para el lector, sumergirse en la vida de Karin resulta casi conmovedor. Los días narrados se digieren con gusto y empatía por la joven en su descubrir vital, enmarañada en un complejo nudo de pequeños secretos y esperanzas no contadas por quienes le rodean. Ese descubrir, muestra tramos de desencanto, de perturbación, incluso de sorpresa en algunos casos, en una invitación de la autora al lector, para ir de la mano de la protagonista a lo largo de ese juego manipulador en el que entra sin saberlo, para dejar la inocencia atrás y abrir los ojos ante una vida que antes le era esquiva. Charlotte realiza una pintura preciosa, pero también triste, de lo que significa la libertad cuando no se goza de ella, trasladada desde los ojos de la inocencia de un personajazo como Karin, ante el poder autoritario, asentado y escondido entre las sombras de aquella sociedad.