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jueves, 3 de julio de 2025

"Sirat"


Recientemente galardonada con el Premio del Jurado del Festival de Cannes de este año, 2025, Sirat es el tercer largometraje dirigido por Oliver Laxe, merecedor por sus otras películas de sendos galardones en distintos festivales, incluidos dos más de corte secundarios en el mismo Festival de Cannes. Su trama gira alrededor de un hombre y su hijo pequeño que buscan a su joven hija en el sur de Marruecos. Para ello se integran en una rave en la que una serie de personajes disfrutan de la música electrónica y una viva de libertad y escasez.
La última película de Laxe resulta ser una potentísima muestra de su personal visión de cómo hacer cine, no solo a nivel de escenarios y localizaciones, sino también en cuanto a sus profundos personajes, seres heridos por un pasado que deambulan por la vida, huyendo o buscando quien sabe de qué o que cosa, mientras hacen lo que más les gusta y les realiza como seres perdidos entre la naturaleza y la soledad que les rodea. La música y la camaradería, en forma de cooperativa donde todo es de todos, algo absolutamente necesario para sobrevivir, es el centro de su destino, en una búsqueda de aquellas fiestas donde los graves musicales y las notas repetitivas marcan el son de su trayecto vital, en un Marruecos arenoso y desértico. 
A este grupo heterogéneo de personajes se une el padre y su hijo en su desesperada búsqueda, también, de una hija descarriada. Ni siquiera su medio de locomoción, una vieja furgoneta sin ni siquiera tracción a las cuatro ruedas, pega absolutamente nada en aquel ambiente sonoro lleno de ruido y gente bailando al ton ni son. Sin embargo, un evento mundial acontecido en aquellos días y la noticia de la celebración de otra rave musical más adentro del  desierto, les une a un grupo de raveros en un viaje hacia algún lugar en donde los peligros, la soledad y la inclemencia del desierto, convertirán aquello que parecía una aventura de búsqueda, en un complejo mare magnum de acontecimientos que les cambiará la vida.  
En esta cinta hay varios factores que la delimitan como una producción de alta calidad. El asunto del tratamiento del sonido y la música es determinante, en el recorrido total del metraje de casi dos horas en las que efectos sonoros y piezas musicales típicas del entrono rave, centran la atención del espectador en todo lo que se sucede en la película, por muy irrelevante que parezca. El ruido del viento, los sonidos de los coches y camiones, los bajos de los altavoces, todo ello genera una ambientación sonora que si bien puede haber gente a la que le moleste, es indispensable en todo el film. En un segundo lugar, encontramos el escenario en el que se producen los acontecimientos. Los paisajes desérticos y rocosos del sur de Marruecos son ineludiblemente, un personaje primordial en esta historia, no solo por su belleza o inmensidad, sino más bien por el protagonismo que toma en toda ella, como detonante y participante de los acontecimientos que se dan alrededor de sus protagonistas. Para terminar, y no menos importante, hablemos de unas impecables interpretaciones. Además de la participación de Sergi López, actor sobresaliente, interprete lo que interprete, y del joven chaval que encarna a su hijo, los demás protagonistas son, como suele ser habitual en las producciones de Laxe, absolutamente amateurs y perfectos conocedores del mundo de las raves, pues es en ellas donde los ficha el director. Y realmente todos ellos realizan un trabajo impecable, tanto en lo físico como en lo interpretativo, aportando fuerza, naturalidad y realidad.
Conjuntando todas estas características, y tras salir de la sala del cine bastante noqueado y asombrado de la capacidad con la que el director sujeta y atrapa al espectador desde el minuto uno hasta el final de la peli, solo puedo añadir que he visto una película de gran potencia sensorial y humana, que cuando parece que llega a un momento del metraje de menor interés, logra con un bandazo de guion afianzar la tensión y atención de quien se encuentra ante la pantalla. Un film notable en presencia, fondo y forma, que merece ser visto en pantalla grande, tanto por sus imágenes como por su experiencia acústica, sin perder de vista un complejo y profundo guion. Si hay que ponerle un pero, quizás sea que no queda claro cual es el mensaje que intenta trasladar el director con esta película, más allá de mostrar el destino de los protagonistas absolutamente zarandeado por las circunstancias inevitables que se les presentan, lo que les convierte en auténticos títeres de lo que sucede a su alrededor. Ahí lo dejo.


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