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lunes, 24 de junio de 2024

"El río de la vida" - Norman Macclean

 

De nuevo, y no será la última vez que me suceda, llego a la lectura de este libro publicado por Libros del Asteroide tras disfrutar enormemente de la película que estrenó Robert Redford hace ya más de treinta años.  Es más, el ejemplar editado no solo incluye la novela adaptada al cine, sino que además se acompaña de otras dos novelas, más cortas que la principal, todo lo cual merece una celebración por la calidad de la obra compartida por el escritor Norman Maclean, quien trasladó a papel parte de su vida y experiencias en su tierra de origen, la frondosa y apabullante Montana estadounidense.

La novela principal, El río de la vida, que titula el libro, se ambienta en el año 1937 y esta narrada en primera persona por el propio Norman. Su padre, pastor presbiteriano es un hombre estricto pero justo. Conocedor del territorio en el que vive con su familia y feligreses, ha compartido con sus hijos el amor por la pesca, en un juego de ritual sagrado y casi religioso, en el que nada es baladí. Paul, el hermano más díscolo de la familia, también goza de lo aprendido en los preciosos y mágicos ríos de Montana, aunque su vida de periodista, tabernas y juergas, dista mucho de lo deseado por su padre. Sin embargo, la relación de ambos hermanos, Norman y Paul, aunque a veces pueda ser distante, se transforma en cercana y especial en cuanto determinan madrugar, atrapar sus cañas de pescar y lanzar sus moscas al río generador y lleno de misterio al que se acercan en su búsqueda de paz y conexión con la naturaleza. Una naturaleza, por cierto, magnífica y poéticamente descrita a lo largo y ancho de la novela, como si se tratara de un lugar sagrado en el que huir de la realidad cotidiana, para centrarse en la pesca y en lo recóndito de uno mismo.  

Macclean nos imbuye de rincones naturales y de la técnica de la pesca, como si ambas cosas estuviesen intrínsecamente unidas por el objeto de que aquellos hermanos y su padre acudan a las orillas de sus ríos. Paralelamente, no olvida mostrarnos la vida real de la población en la que viven a mediados de los años treinta del siglo pasado, en un lugar aún paradisiaco, pero inmolado por la civilización, es decir, el micro universo del alcohol, el juego, los problemas raciales y la considerable diferencia entre la ciudad y lo rústico. Ello conlleva algunos pasajes en los que surgen las diferencias no solo generacional entre padre e hijos, sino también las habidas entre los dos hermanos, lideradas por la personalidad libre y, en ocasiones, desordenada de Paul, frente la la ortodoxia y la existencia más ordenada del narrador, Norman. Es en este paralelismo entre su vida en el día a día y sus vivencias con la pesca, donde el lector aplaude y disfruta de la narrativa de un Maclean que eleva a sus novelas una multitud de experiencias personales como si marcara una frontera visible entre lo ordinario de esa vida y lo extraordinario de sus momentos, casi sagrados, con la pesca. Y lo hace mezclando cierta preocupación y dramatismo, con momentos en los que la comicidad planteada hace surgir la sonrisa en el lector, una sonrisa fresca generada por su narrativa concienzuda y sentida, poética y fluida, ,mediante la que nos transmite el discurrir de los ríos y la búsqueda casi religiosa de las presas, de sus cañas arboladas por esas moscas diseñadas, con trabajo y amor por la pesca. Deliciosa lectura, sin duda.

La segunda novela, la más corta de las tres, se titula Leñadores, proxenetas y "tu camarada, Jim" y está localizada en el año 1927. En esta ocasión, Macclean cuenta su experiencia como leñador en las montañas de Montana, En su época de juventud, tal y como sucederá en la tercera novela, Norman, ocupa los meses de verano trabajando para sacarse un dinero con el que cubrir sus años universitarios. En esta ocasión y con la excusa de su trabajo como leñador, describe con infinidad de detalles, el duro y exigente trabajo de cortar y sacar la madera de los frondosos y empinados bosques de Montana. Al día a día de su labor y la de sus compañeros de cuadrilla, se suma la descripción de su relación de un tal Jim, con el que trabaja de pareja con la sierra todo el verano. Un personaje complejo que cuando no ejerce en verano como leñador, asume la profesión de proxeneta en cualquier población del condado. La relación entre ambos personajes pasa por diferentes ciclos de conversación, silencios, retos físicos y conflictos que, sin embargo, cimentarán una extraña amistad fundamentada en las horas de convivencia en el campamento de leñadores y tras las largas sierras en las que cortaban cientos de árboles. 

Y para terminar la trilogía de novelas que ocupa este libro, nos retrotraemos al año 1919, en el que Norman encauza por primera vez un verano fuera de casa en ocasión de un trabajo en el recién creado Servicio Forestal de los EEUU, encaminado a la vigilancia y extinción de los fuegos que pudieran asolar las montañas, en este caso, lindantes entre los estados de Montana y Idaho. La novela se titula Servicio Forestal de los Estados Unidos 1919: EL guardabosque, el cocinero y un agujero en el cielo. Macclean, muy joven, nos cuenta sus experiencias y relaciones en el equipo de voluntarios en el que le tocó ocupar plaza. Entre ellos encontramos dos personajes principales. El jefe de cuadrilla, que además ejercía de responsable de las reatas de mulas con las que trabajaban, y el cocinero del grupo. Con el primero nos relata la experiencia de importancia del mantenimiento y el funcionamiento en el uso de las mulas, claves en la labor encomendada. Con el segundo nos muestra la importancia del cocinero en cualquier cuadrilla de leñadores, forestales o vaqueros, conformando una posición intocable e independiente de las labores del grupo del que forma parte. El relato se desarrolla en dos fases. En la primera Norman cuenta su experiencia en una torre de vigilancia lejos de cualquier parte, en la que disfruta de la inmensidad de la naturaleza y de la tensión sufrida en la búsqueda de posibles focos de incendios provocados por las frecuentes tormentas de verano. Es aquí donde su narrativa espléndida y poética, se explaya negro sobre blanco. En una segunda parte, ya al final de la temporada de verano, se describe la bajada de la cuadrilla a la población más cercana y el plan concebido para gastarse el dinero ganado durante el verano en una loca, violenta y conflictiva partida de póker, en la que el cocinero, aventajado tahúr, deberá ganar sus manos para enriquecer las ganancias de sus compañeros. Es en esta subtrama donde Macclean demuestra su faceta narrativa cómica y explosiva, en el escenario de la típica taberna de juego de una población llena de leñadores, forestales y vaqueros ansiosos por beber, jugar y retozar con mujeres. Una gozada de historia que completa un delicioso libro, del que siempre merece disfrutar y recomendar.

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