Desde que en 2021 se otorgara el Premio Nobel de Literatura al escritor de origen tanzano residente en Inglaterra, Abdulrazak Gurnah, la editorial Salamandra ha publicado algunas de sus novelas más importantes. La última que ha visto la luz en nuestro país, la que aquí reseño, fue escrita en el año 2005. La trama gira a lo largo de tres momentos temporales, localizados en la costa de Kenia, la isla de Zanzíbar y Londres. La novela se desarrolla a finales del siglo XIX, cuando el colonialismo británico gobernaba en Kenia, pasando por la independencia de Zanzíbar a primeros de las años sesenta del siglo XX y en el transcurso de algunos años más tarde en los alrededores de la capital de Reino Unido. En ella Gurnah, desarrolla las experiencias de una serie de personajes afincados entre la dependencia colonial, el cumplimiento de las tradiciones, las relaciones familiares e historias de amor, el cruce racial y cultural de quienes viven en aquel cruce geográfico entre africanos, indios, árabes y europeos, y el enfrentamiento entre quienes se quedan y los que parten, los que aceptan la situación establecida y los que se alzan en un intento por cambiar sus vidas.
Todo comienza con la llegada a una población de la costa de Kenia de un europeo, un inglés, que tras ser abandonado por sus exploradores somalíes, es recogido en la casa de un tendero y su hermana, llamada Rehana. Mientras el autor nos cuenta las tradiciones y la vida de aquellas gentes, una relación prohibida nacerá entre el inglés, llamado Pearce, y la ya no tan joven nativa. Una vez avanzada esta trama, Gurnah salta a finales de los años cincuenta del siglo XX, para presentarnos una familia residente en Zanzíbar, compuesta por los padres y sus tres hijos, Farida, Amin y Rashid. Su mundo se mueve entre las tradiciones culturales y religiosas, y la próxima independencia de país. La importancia de la educación, la posición de la mujer en aquella sociedad y la herencia colonial, muestran al lector una colorida y rica estampa vital en la que los protagonistas manejan su posición dentro de la familia, de diferentes maneras. Los padres ejercen la presencia firme de la tradición, mientras sus hijos se mueven entre las perspectivas educativas, profesionales y sentimentales que les lleva a uno a no salir del círculo de seguridad de su entorno y a otro a volar kilómetros más allá, hasta la metrópoli londinense. Precisamente, aquel que emigra desgrana su estancia en una sociedad férrea en su auto convencimiento colonial y por ende, su superioridad racial, mientras la educación sobrellevada y los éxitos académicos logran hacerle un hueco en una sociedad que muta hacia otra realidad lejos de glorias pasadas y egos imperialistas. Mientras, en Zanzíbar surge un golpe de estado y una revolución que enterrará ilusiones y libertad para quienes quedaron en casa.
Es en ese momento culminante en el que, tras amores prohibidos y rupturas dolorosas, Abdulrazak Gurnah va acordonando e hilando el nexo de unión y las diferentes tramas, en un camino que lleva a fundir las historias desarrolladas en una narrativa loable y llena de poética, encanto y drama. Los hechos acontecidos en las distintas generaciones de protagonistas caen en las mismas trampas y en los mismos obstáculos acontecidos a lo largo de los años. La diferencia racial o de clase no es obstáculo para construir grandes y dramáticas historias de amor, mientras la cultura y las tradiciones, sean colonialistas o autóctonas, sociales o religiosas, presentan un frente insalvable, en el inevitable avance de la vida y el destino que sobrevuela aquella zona geográfica llena de color, variedad racial y aprensiones culturales.
En poco más de trescientas páginas, el autor nos lleva de la mano en el fluir metódico, profundo y embriagador de su escritura, por la compleja amalgama histórica y cultural de quienes protagonizan estas bellas, dramáticas y adictivas vidas. Nos encontramos con una fantástica novela generacional en la que la crítica al imperialismo y el colonialismo comparte espacio con la compleja realidad inmovible de la tradición y la religión, en un mundo donde los sentimientos y la capacidad de decidir sobre el destino de cada personaje, depende no solo de su propia voluntad sino también de inesperados factores externos. La prosa embriagadora y descriptiva del autor, profundiza en los personajes y sus deseos, como en la sociedad que les rodea, en un juego crítico, de quien nos muestra que, a veces el destino no lo es todo, mientras la vida sigue lastrada por nuestro entorno, la educación recibida y, como no, el pasado que encumbra a los protagonistas de esta sobresaliente novela.
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