Siete años después de disfrutar de la segunda temporada de Fargo y después de no lograr terminar ninguna de las dos temporadas posteriores, la quinta entrega, recientemente estrenada en Movistar +, ha conseguido que disfrute de nuevo de un curioso y sangriento caso localizado, de nuevo, en las tierras de Minnesota. Por fin, se ha recuperado, de alguna manera, la esencia y calidad de las dos estupendas primeras temporadas (Fargo 1 y Fargo 2) que tanto dieron que hablar.
Dorithy Lyon vive felizmente con su familia en el estado de Minnesota. Una desagradable situación localizada en una reunión de padres en el colegio de su hija, hace que la detengan y la lleven a la comisaría del pueblo y, aunque es liberada inmediatamente, éste hecho marcará su situación de ahí en adelante, recordándole una serie de terribles hechos sucedidos en su piel hace más de once años. En Dakota del Norte, el todopoderoso sheriff Roy Tillman, reconoce la foto de aquella mujer, cuando sus huellas entran en la red de los archivos policiales tras su detención. Desde ese mismo momento la persecución y cacería por encontrar a Dorothy ha comenzado. Tillman encarga a su hijo y a un extraño vagabundo, localizar a aquella mujer y llevarla a su presencia en su rancho en Dakota.
De nuevo, los creadores de Fargo han construido una serie de personajes extremos, que se localizan entre la ferocidad y la inteligencia de unos y la aparente nimiedad de otros, jugando todos ellos, en una trama llena de suspense, paisajes desangelados, caracteres con un oscuro pasado y con el poder necesario para inmiscuirse y desequilibrar la vida de propios y extraños. Policías de distintos estados, buscan la verdad y hacer cumplir la ley, desde su singularidad y precaria posición de agentes de pequeñas poblaciones, para enfrentarse con el poder instaurado, en unos estados donde la población, en comparación con la superficie del territorio, es ínfima y, en realidad, casi inapreciable. Sin embargo, la vida de varios personajes están al borde del precipicio en una historia de violencia, maltrato, conservadurismo machista y poder estatal. Y en medio de este asolado universo, una sola y aparentemente indefensa mujer, se enfrenta con notable ingenio y fortaleza a todo lo que se le viene encima, para defender su integridad y la supervivencia de su familia
En este juego de roles, los actores, Jon Hamm, impecable en el papel del tiránico sheriff Tillman, un sorprendente Lamorne Morris, en el papel de una policía de pueblo, y Sam Spruell, encarnado a un inquietante y misterioso asesino a sueldo, dan juego a la magistral interpretación de Juno Temple, como la imbatible y sufrida Dorothy. En el plantel femenino, resalto a la actrices Richa Shukla y una veterana y casi irreconocible Jennifer Jason Leigh. Todo un conjunto de intérpretes bien compenetrado y equilibrado, en una temporada que recupera el interés y la calidad del producto, recordando, como he dicho antes, las estupendas primera y segunda temporadas. Una propuesta disfrutable para el que le guste ese toque pueblerino del profundo EEUU, a veces surrealista como tan significativo y propio de la serie, que nació años después del estreno de la fantástica y galardonada película original de los hermanos Coen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si comentas, aceptas la política de privacidad. Únicamente utilizaré tu correo para los comentarios. No lo almacenaré ni lo usaré para nada más.