Desde hace unos años, Desperta Ferro en su sección dedicada a la Historia Contemporánea, ha publicado una serie de completísimos números dedicados algunas de las fases más importantes de la llamada Guerra de Marruecos, entre las que podemos encontrar el desastre de Annual, los combates en el Barranco del Lobo y sus consecuencias en España o el renombrado desembarco en Alhucemas, entre otros. Pues bien, le ha tocado ahora protagonizar un número de la editorial, al frente occidental de aquella larga y sangrienta guerra, enfocando esta entrega en gran parte en el personaje de Muley Ahmed ben Mohamed ben Abdallah el Raisuni, mitificado en aquella película titulada El viento y el león, donde aparecía encarnado por un espléndido Sean Connery. Sin embargo, este romántico film de aventuras no refleja apenas en nada la realidad de quien a base del ejercicio del bandolerismo y el secuestro, financió su poder en el territorio situado al sur de Tánger, al este de Larache, al oeste de Xauen y al norte de Alcázarquivir, una zona que pasaría a convertirse en parte del añorado y peligroso Protectorado Español en Marruecos.
A lo largo de los artículos integrados en este número, se desarrolla la presencia española en la parte occidental de Marruecos, desde el punto de vista de un imperio, el marroquí, en pleno desgobierno, atenazado por la presión internacional y las continuas rebeliones de diferentes cabilas allí asentadas. La desmembración del imperio jerifiano se nos refiere en un artículo inicial donde se solapan los movimientos y periodos de enfrentamiento contra El Raisuni, paralelamente a la compleja situación de los sultanes en el trono, asediados por los enviados internacionales, especialmente en los años previos a la IGM. La presión francesa por el sur y la presencia española en la zona llevó al país a convertirse en una fractura territorial llena de enfrentamientos, pulsos bélicos e intercambio de complejas alianzas con los nativos de la zona conocida como Yebala.
Como decía antes, El Raisuni es el gran protagonista de este número, y por ello, tiene su propio artículo donde se detalla su vida y presencia en este periodo crucial para España. Resulta interesante y sorprendente como la relación del jerife con nuestro país se divide en varias fases en las que aparece, tanto como aliado fiel, como enemigo despiadado al que había que enfrentarse en un territorio difícil y especialmente abrupto en donde estuvieron asentados miles de soldados bajo la bandera de nuestro país. Era Yebala un territorio tan hostil y complejo que este número le dedica un artículo en el que se detalla la dureza del servicio prestado allí por nuestras tropas, la continuidad de ataques de las cabilas y especialmente, su situación como un territorio quebrado por montaña media y alta, muy difícil de consolidar bajo el protectorado.
Tres grandes artículos tres, desarrollan las más importantes campañas militares realizadas por las tropas españolas en aquel territorio y a lo largo de diferentes periodos de tiempo. Se analiza la primera insurrección de El Raisuni, entre los años 1913 y 1915, que conllevaron la toma y control por los españoles de Larache, Arcila y Alcazarquivir; la operación contra la cabila de Anyera, en 1916, en cuya campaña participaron de manera coordinada y por primera vez, las armas españolas de tierra, mar y de la naciente aviación, con la pretensión de abrir y asegurar comunicaciones entre Ceuta, Tetuán y Tánger; y por último, la campaña sobre Xauen, entre 1919 y 1921, llevada a cabo con el fin de completar y hacer efectiva la total ocupación del Marruecos español, una suerte de conjunto de operaciones que tuvieron cierto éxito, pero que fueron abandonadas tras producirse el desastre de Annual en la zona oriental, en los alrededores de Melilla.
Dos capítulos más completan este impresionante número. El primero dedicado a la figura de Manuel Fernández Silvestre, malogrado personaje que falleció en aquel desastre de Annual pero que anteriormente tuvo una relevante presencia en las acciones llevadas a cabo en la zona occidental del protectorado. El número acaba con un artículo titulado Pactismo y militarismo. La administración del protectorado entre 1909 y 1921, con la preclara intención de mostrar al lector el escenario extremedamente complejo, al que se enfrentaban los diferentes gobiernos de España durante aquellos años, provocando graves errores de diseño en su administración del asunto africano, dando pie a hondas ambigüedades operacionales, problemas insalvables de competencia entre los mandos y un inevitable enfrentamiento entre militares y políticos, más allá de las graves consecuencias provocadas entre la ciudadanía, que no asimilaba como propia semejante aventura colonial.
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