La sección de Historia Contemporánea de Desperta Ferro ya publicó hace unos años un número dedicado a la gran batalla de Verdún y muchos de los seguidores de la editorial esperábamos con ansia viva una publicación de la línea dedicada a la otra gran batalla de 1916, la batalla del Somme. Por fin la tenemos en el mercado y en un número de gran calidad en cuanto a contenido, ilustraciones y planos de la batalla. La verdad sea dicha, ha cubierto las expectativas de todo buen aficionado.
Ante todo, primero quería llamar la atención sobre la gran ilustración de la cubierta de este número. Impresionante. Vamos al tema. Un primer artículo nos pone en situación. Tras el año 1915, franceses, británicos y sus aliados, reunidos en la conferencia de Chantilly, acordaron que los aliados pasarían al ataque si uno de ellos se veía fijado en una ofensiva de las Potencias Centrales. También se acordó coordinar una serie de operaciones a lo largo de 1916 mediante las cuales, colapsar en la medida que se pueda a alemanes y sus aliados. Los rusos consiguieron una victoria importante en Brusilov. En occidente, el peso de la operación lo llevarían los franceses. Sin embargo, el ataque alemán sobre Verdún en febrero, obligó a los franceses a proteger aquel territorio desviando gran parte de tropas y artillería del que iba a ser el frente localizado en el Somme, forzando un esfuerzo mayor de los británicos, en una batalla que, a pesar de los terribles datos de bajas, finalmente no logró prácticamente ninguno de sus objetivos prefijados.
En un segundo artículo se muestra el esfuerzo británico y sus más o menos acertados resultados, por organizar unas fuerzas consistentes y robustas a la hora de liderar una ofensiva necesitada, no solo de medios de infantería, sino también de un componente artillero mermado por el desvío francés de sus medios hacia Verdún. A la ya desgastadísima Fuerza Expedicionaria inicial, se sumó el Ejército Territorial y más tarde el New Army. Llamo la atención en la decisión de formar los batallones fijándose en el origen de los soldados, en parte algo positivo por los lazos intensos que los unían, pero que provocó que las pérdidas provocadas en batalla tuvieran como consecuencia gran número de bajas por población o territorio, creando auténticas situaciones de duelo y pérdida en Gran Bretaña. Antes de entrar con los artículos dedicados a la batalla inicial de principio de julio de 1916, es interesante llamar la atención sobre el artículo en el que se analiza las diferencias estratégicas entre el general en jefe Haig y el comandante del Cuato Ejército Rawlison, en referencia a cómo iniciar la ofensiva, en cuanto al apoyo artillero y el avance de las tropas británicas conforme se apoderaban de las líneas de trincheras alemanas. La ambición de Haig chocaba con la mesura y control de Rawlison, teniendo en cuenta la distancia de apoyo de la artillería respecto al avance de la infantería, cuestión clave en algunos de los frentes de batalla, tanto para lograr ciertos éxitos como la mayoría de los fracasos.
En dos muy completos artículos se nos presenta el asalto realizado el 1 de julio por británicos y franceses, uno dedicado al sur, donde se progresó un tanto, gracias a la colaboración de ambos aliados en un frente en el que compartían artillería y estrategia, y el dedicado al norte, donde se realizó un inoperante ataque de distracción más al norte, y donde la línea central de ataque, soportada al cien por cien por británicos, resultó ser un toma y daca irregular y poco uniforme sobre un frente plagado de alambradas, trincheras y fortines, muy bien defendidos por los alemanes. En definitiva, cierta ineficacia artillera y el fuego cruzado soportado en tierra de nadie por la infantería británica provocó que no se lograran alcanzar los objetivos aliados. Ambos artículos se ven acompañados de un juego de planos especialmente detallado, además de algunas ilustraciones que remarcan el poder de las defensas alemanas que terminó por provocar miles y miles de bajas entre los más joven y voluntarioso del Imperio Británico.
Para terminar, dos artículos complementan este excelente número. Uno está dedicado a la guerra de minas, esa guerra subterránea que dedicó y sacrificó gran número de especialistas, ingenieros y mineros, por llevar largas y profundas minas hasta terreno contrario para hacerlas explotar en las narices del enemigo. Aprovecho para recomendar una excelente novela dedicada a este tema, titulada La canción del cielo de Sebastian Faulks. Un segundo artículo nos recuerda que la batalla del Somme fue más allá de julio del 1916, produciéndose un buen número de ataques y contragolpes hasta septiembre de ese año, para terminar verificando cientos de miles de pérdidas en ambos bandos, en un frente en el que los aliados no habían llegado a los diez kilómetros de profundización en las líneas alemanas, concluyendo que los principales objetivos de aquella operación no fueron alcanzados. Con todo, los alemanes comenzaron a replegarse en 1917 en una señal que denotó cierta derrota estratégica que les llevaría a perder la guerra de manera definitiva en 1918.
Gracias por descubrírme la revista.
ResponderEliminarLucía A.
Métete en la página web de la editorial. Encontrarás auténticos tesoros.
EliminarLo hice. Y luego me fui a Marcial Pons y me llevé los dos últimos números y uno antiguo. Espectacular, la editorial.
ResponderEliminarL.A.
Cuánto me alegro! Es empezar y no parar!
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