"Solar" - Ian McEwan

 

Premio Nobel de física, mujeriego empedernido y con una peculiar personalidad, Michael Beard es uno de esos característicos y rotundos protagonistas de las novelas de McEwan que quedan inevitablemente en la memoria del lector. En este caso, la novela nos presenta a un científico de cierta edad que desde la obtención del galardón sueco no ha realizado ningún avance significativo en sus investigaciones. En cierta manera apoltronado en los laureles, encabeza un estudio sobre la obtención eólica de energía, con claros visos de no alcanzar ningún éxito. La crisis de su quinto matrimonio y conocer a un joven entusiasta de la teoría de la aplicación de la fotosíntesis de las plantas con la intención de captar energía solar y aplicarla en un mundo más ecologista y respetuoso con nuestro entorno, provocará un cambio radical en su vida.

Michael Beard es un personaje que ofrece diversas líneas de perfil, aristas y un complejo compendio de ironía y sarcasmo. La sonrisa se escapa conforme avanza la lectura, en una novela rotunda en su narrativa, con la intervención de pocos diálogos y con la aportación, por parte del autor, de algunos de sus temas habituales en sus novelas. La guerra de sexos, el erotismo, cierto complejo de inferioridad, la aparente banalidad de sus protagonistas y su confuso deambular hacia un fin que raramente termina por ser alcanzado, casi siempre debido a un golpe de efecto, siempre magistral, son algunas de sus características más reseñables. Sin embargo, aún conteniendo, como en otras ocasiones, cierto aura de suspense, la literatura que desprende su texto y el trasfondo argumental que oferta su trama, terminan siempre pesando mucho más, gracias a la elocuencia del novelista y su capacidad para contar, expresar y explicar el complejo universo en el que se mueve el protagonista, con sus fortalezas, las menos, y sus debilidades, las más. 

En este caso, la información que traslada la novela respecto a diversos teoremas de física y aprovechamiento de las energías fotovoltaicas, los estudios sobre el calentamiento global de la tierra y las teorías manejadas por nuestro científico, ocupan un lugar preminente en la narración, como mero acompañante de la trama, pero volcando en sus páginas grandes dosis de conocimiento. A la par, se intercala en su trama principal el recuerdo de sus no pocas aventuras amorosas y la visualización de su deseo de atrapar una idea que le permita demostrar al mundo que no es solo aquel premio nobel que logró hace años, sino que es capaz de aportar novedosos proyectos, obviamente para alimentar su ego, con la excusa de beneficiar a la sociedad y su futuro. Sarcasmo no le falta al personaje, la verdad. En un tramo de la primera parte del libro, el autor describe un viaje al Ártico del protagonista junto con otros científicos sensibles al problema del calentamiento de nuestro planeta. Pues bien, la experiencia resulta ser de lo más divertida, llena de humor negro y absolutamente desternillante, en una presentación  espléndida del carácter del protagonista y sin más pretensión para la línea narrativa de la historia de fondo de la novela. El resultado es tan efectivo como efectista. Esa es la esencia de la literatura de McEwan. Su capacidad mordaz y a veces cruel, para describir y desnudar a sus protagonistas ante el lector.

"Solar" es una gran novela, llena de contenido, información, sarcasmo, mala leche, un tanto de suspense y mucho de crítica a la realidad científica y a la situación actual de nuestro planeta. Todo ello mezclado con las clásicas aportaciones de estilo de un escritor al que no me canso de leer, por su fría y locuaz mirada ante la realidad que nos rodea. Es capaz de aplicar en sus personajes los problemas universales de nuestro mundo, convirtiendo algo tan complejo como la física cuántica o los estudios sobre las energías renovables, en el centro argumental de una historia protagonizada por un perdedor mujeriego, ramplón y adocenado en un prestigio perteneciente al pasado... ¡Qué grande McEwan, qué grande!