Este ensayo elaborado por el historiador Javier Albarrán, analiza el desarrollo del discurso propagandístico y bélico de la guerra santa en el al-Ándalus, personalizada por omeyas, taifas, almorávides y almohades, a lo largo de los siglos X al XIII, y su estrecha relación con el ejercicio de la memoria en su reivindicación de poder y control territorial, espiritual y religioso. En sus páginas no evita el debate, en cuanto a algunos campos de la historiografía de la época, como son el estudio de la violencia religiosa, la importancia de la memoria como una herramienta de poder en su sentido de guerra santa o yihad y su discurso de legitimación.
Para ello el autor estructura el libro, una vez realizada una completa y necesaria introducción de estos conceptos sujetos a estudio, en tres grandes apartados, dividido a su vez cada uno de ellos, en dos extensos capítulos. Javier Albarrán es doctor en Estudios Hispánicos de la Universidad Autónoma de Madrid, y especialista en el mundo hispánico medieval. En las páginas de este jugoso ensayo afronta un estudio de amplio y concienzudo calado, en base a gran número de fuentes originales y estudios realizados, sobre los periodos del califato omeya de Córdoba, las taifas, los almorávides y el califato almohade. El autor muestra al lector el análisis de la guerra santa como concepto y su materialización, y la memoria de las primeras batallas del Islam como medio de legitimación a su poder, todo ello de una manera ordenada, razonada y confrontada con los estudios actuales.
En su camino escrutador del periodo, el autor analiza los diferentes discursos de guerra santa, enfocados en el yihad como herramienta de construcción de poder y autoridad, con la que los soberanos y líderes del momento se manifestaron. Esta conceptualización de guerra santa buscaba ser un eficaz instrumento de centralización y control, no como enfrentamiento permanente entre religiones, sino como un elemento de poder que busca legitimizar a los soberanos islámicos, tanto con vistas al exterior como al interior de sus territorios, en base a la construcción de su propia autoridad, la sacralización de la lucha y la contribución colectiva e individual a la yihad. Esto se instrumentaliza en base a rituales y símbolos, discursos y misivas, y la participación de las figuras de los ulemas-guerreros, en base a su posible martirio, al necesario auxilio divino y la escenificación de la victoria buscada y su representación ante sus seguidores. Todo lo cual muestra un importante desarrollo de la ideología del yihad como compleja herramienta legitimadora del poder y control de los territorios y la población que en ellos vive.
Tal y como he indicado antes, Javier Albarrán profundiza en la memoria de las primeras batallas del Islam como nexo de sacralización y legitimidad compartido, en diferentes grados, en los periodos aquí estudiados. Su enorme capital simbólico y la conmemoración de las expediciones organizadas o lideradas por Muhammad son foco de un profundo análisis, con nombres propios y fuentes literarias detalladamente analizadas en las páginas de este ensayo.
En definitiva, las más de cuatrocientas páginas de este interesantísimo estudio historiográfico nos llevan a la conclusión de que los discursos que promovieron la guerra santa estuvieron activos, en diferentes rangos pero activos, en los periodos analizados, siendo fuente de legitimidad y autoridad, incluyendo en ellos una importante cultura del martirio, lo que nos lleva a la conclusión de que no había tantas diferencias como se pretende desde algunos especialistas, entre la situación del Islam en Occidente y Oriente, en base a varios razonamientos explicados por el autor. Además concluye afirmando que existían muchos puntos comunes entre las religiones y las tradiciones de cristianos y musulmanes, en cuanto a la simbología y justificación del concepto de guerra santa y su propia comprensión e instrumentalización interesada de ella.
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