Estrenada en noviembre del 2020, la propuesta de Alex de la Iglesia presentada en la plataforma HBO, reúne todos y cada uno de los referentes del director que, por lo que ha comentado en prensa, tenía preconcebida para esta serie y su trama desde tiempos de su película El día de la bestia. La trama gira alrededor de las treinta monedas que recibió Judas por traicionar a Jesús. El párroco del pueblo de Pedraza posee una de ellas. Su pasado es oscuro, violento y siniestro. Una extraña organización secreta en ámbitos muy cercanos al Vaticano, está recuperando a cualquier precio el resto de monedas, con un siniestro y diabólico fin. Mientras, la vida en Pedraza comienza a complicarse cuando una serie de criminales y misteriosos hechos se suceden en el entorno de sus vecinos. Además del párroco, los demás protagonistas, como el alcalde, su esposa, la veterinaria, un guardia civil, y otros habitantes de la localidad, centran el foco de atención de la sorpresiva y apabullante trama que sustenta la serie.
A lo largo y ancho de sus ocho capítulos, esta primera temporada nos muestra todo un completo y fantasmal bestiario de personajes diabólicos, brujería, exorcismos y violencia, en una vinculación directa con el reverso del bien y la premisa de lo que a primera vista debiera ofrecer la religión sustentada en la figura de Jesús, la Iglesia y su mensaje universal. Alex de la Iglesia busca dar un giro de 180 grados a las tradiciones cristianas, en base a una sofisticada y casi universal conspiración del mal, alentada por sus representantes en el el Infierno y en la Tierra. Para ello, el director utiliza todo un conjunto de juegos de artificios, historias sobre reliquias, esoterismo y mucha magia negra. Todo ello aderezado, muy bien aderezado, con una buen número de escenas de acción, en las que el director demuestra que quizás sea mejor creador de este género en el ámbito nacional. Todo este conjunto de experimentos y hechos increíbles se modulan en una trama y un guion muy entretenidos, convenientemente hilados, dentro de lo que se puede esperar de una mente tan llena de ideas como la de quien hablamos. En algunos momentos, parece que todo resulta excesivo, demasiado explosivo, especialmente con la aparición de monstruosos y seres venidos del inframundo. Pero con todo, a mí me parece que no deja de explorar y mostrar un gran atrevimiento, buscando el único y justificado fin de entretener y ofrecer una espectáculo digno de disfrutar, lo que desde mi punto de vista se agradece profundamente. Ya sabemos que tratamos con un director sin complejos, no faltaba más.
Respecto a los actores y actrices de la serie, en su conjunto todos ellos construyen con solvencia el universo creado por Alex de la Iglesia, con sus defectos y virtudes. Llamo la atención en dos de ellos. El primero, Eduard Fernández, nada sorprendente en su brutal interpretación, reconociendo su largo y sobresaliente currículum. Está excelso en el papel del heterodoxo párroco. En segundo lugar, Miguel Ángel Silvestre en su papel de tímido y apocado alcalde, francamente acertado en una actuación tan medida y fresca, como bien interpretada. Les acompañan las actrices Macarena Gómez y Megan Montaner, mejor la primera que la segunda por los matices que muestra el papel de esposa del alcalde en la pantalla, más complejos y retorcidos que los de la intérprete de la veterinaria del pueblo. Todos los demás intérpretes, como Manolo Solo, Javier Bódalo, Pepón Nieto o Paco Tous, además de unos fugaces Carmen Machí y Victor Clavijo, cumplen a la perfección sus perfiles.
En definitiva, me lo he pasado en grande con esta locura de serie. Bien rodada y sostenida en un guion nacido de las entrañas y la genial cabeza de un director que vuelve a demostrar su gran valentía en sus propuestas y producciones. Por cierto, ya se ha confirmado la segunda temporada. Veremos por dónde nos llevan las infernales y misteriosas locuras de tan maquinadora e incansable mente creadora.
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