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martes, 10 de noviembre de 2020

"Antidisturbios" - Miniserie

 
A estas alturas y tras el estreno de la serie que hoy reseño, pocas cosas más se pueden decir de la última producción dirigida por Sorogoyen para la plataforma Mosvistar. En esta tesitura es difícil no repetir los halagos y comentarios positivos a una de las series del año, y cuando no hay afán por aburrir al lector, más vale intentar ser escueto y no divagar en exceso. Dicho y hecho, comenzaré diciendo que la serie consta de seis capítulos de entre cuarenta y cinco, y cincuenta minutos cada uno. Su trama gira alrededor de un grupo de policías de la unidad de antidisturbios que se ven envueltos en una complicada situación cuando atienden el desahucio de un piso en Madrid. La posterior investigación del departamento de Asuntos Internos de la Policía Nacional, encuentra algunos cabos sueltos que llevarán a su inspectora al mando, a ir tirando de una cuerda que le llevará hacia una investigación de ciertos asuntos turbios y escurridizos.
¿Qué pone a esta serie por encima de las demás? O mejor dicho ¿Por qué se hace merecedora de tantos y tantos elogios y será considerada como uno de los eventos televisivos del año? Hay muchos factores a tener en cuenta, pero el que está por encima de todos ellos es la sola presencia de Rodrigo Sorogoyen. El director de películas tan reconocidas como Que Dios nos perdone y El Reino, se ha convertido en uno de grandes realizadores de la actualidad, en base a su dominio en la dirección de actores, una notable mano en el manejo de la cámara, su toque medido y ajustado en la sala de montaje y su participación en los guiones de las producciones en las que comparte labor con su inseparable colaboradora Isabel Peña. A esto unimos un compromiso real e inmisericorde por afrontar temáticas de suma actualidad con absoluta valentía y con el gran acierto de buscar meter el dedo en el ojo de realidades que ocupan no pocos minutos de nuestros telediarios. Esa intención preclara se funde, mediante una trama entretejida con un guion muy trabajado y solventado a cuenta gotas, con la ficción que se muestra como vehículo principal de la serie, dando como resultado un producto tan bien realizado que podría confundirse con esa realidad en la que se basa, aún tratándose de un producto de ficción. Y ese es precisamente el gran acierto de Sorogoyen al presentar sus producciones. Su capacidad de crear un thriller lleno de suspense al más estilo del producciones del género del suspense, en base a una realidad social, política o, diría yo, nacional.
Con todo, el director no olvida vincular la trama principal, con pequeñas/grandes historias personales que acompañan a sus protagonistas, todos ellos implicados en sus propias vivencias que los acercan más al espectador. Las relaciones familiares, sociales y laborales se intercalan entre la trama principal, salpicándose de las consecuencias de los sucedido capítulo a capítulo e implicando a todos los personajes por sus propias decisiones y actos, no solo como consecuencia de lo sucedido en el desahucio, sino también por su vida personal, sus querencias, vivencias y deseos ante la vida. Todos y cada uno de sus protagonistas tienen algo que contar y se comportan como consecuencia de una manera de ver la vida y su trabajo, todo lo cual marca una senda en la trama de la serie perfectamente hilada y entretejida por el guion de Sorogoyen y Peña.
No podemos olvidar al redondo y gran elenco de actores y actrices que han trabajado en esta producción. Todos ellos ha realizado un gran trabajo individual y de grupo, en particular los miembros del grupo de antidisturbios, en un trabajo complejo, especialmente cuando la cámara al hombro del director se empeñaba en marcar plano a plano y muy cerca de la cara de los actores, todos sus movimientos, gestos y diálogos, exigiéndoles un duro trabajo de interpretación. Su labor ha sido elaborada tanto interpretativamente como físicamente, embutidos en los trajes de los antidisturbios y enfrentados a escenas de violencia y acción, altamente realistas. En todo caso, a mi me ha gustado particularmente la labor de Raúl Arévalo, Roberto Álamo y Hovik Keuchkerian, que quizás resalten por encima de los demás. 
Caso aparte es la interpretación mayúscula de Vicky Luengo, en su papel de inspectora del departamento de Asuntos Internos. La actriz tiene la capacidad de llevar con naturalidad y holgura el peso del papel principal de la serie, con cuya interpretación va convenciendo al espectador de la solvencia y profundidad de un personaje tan solitario como insistente y obstinado por hacer bien su trabajo. Todo parece real en su interpretación. Lo incómodo de su personaje ante sus superiores, compañeros e investigados, daría la impresión de poder superarla, mientras ella se aferra a su investigación, sin importarle el qué dirán o pensarán de ella. Lo importante es llevar a buen puerto su labor y tirar del hilo hasta buscar al último responsable. Esto la convierte, en algunos momentos, en un personaje antipático, pero Sorogoyen, como siempre, logra humanizar a la agente, como también lo consigue con cada uno de los policías implicados en la trama. Desde luego, su papel es el colofón a una excelsa producción de la que se hablará bien y mucho.
Otro tema son las ampollas que la serie pueda levantar en determinados círculos de nuestra sociedad. La violencia utilizada en algunos tramos por los policías y el trasfondo de la trama de la película, puede resultar incómodo. Es más, los sindicatos policiales ya han presentado su queja de la imagen que queda del cuerpo policial. Sin embargo, creo que su visión es corta en extensión. Es innegable que en la policía debe haber gente buena y mala, que en algunos casos se dan excesos, pero que también, como muestra la serie, se busca limpiar el cuerpo de manzanas podridas y lograr llevar la justicia a las calles. Hay situaciones complicadas en algunas escenas que no son sino un reflejo de la realidad que tratan. La inmigración ilegal, el problema de los desahucios, la corrupción, los problemas de acoso, la brutal tensión que sufren los policías en acto de servicio, la falta de medios en los cuerpo de seguridad del Estado o el esfuerzo de los miembros de asuntos internos por llevar a buen puerto sus casos, deben aparecer en esta serie que, además digámoslo claramente, no se trata de un documental, sino de una producción de ficción, y como tal debe ser vista. Como he dicho inicialmente, Sorogoyen profundiza sin miedo en estos problemas y su fidelidad a su trabajo va más allá de lo que digan terceros implicados. Esto convierte sus producciones en algo tan cercano que, unido a la calidad de su trabajo, por otro lado indispensable para llegar a este resultado, lo convierte en puro oro. Por cierto, el primer capítulo de la serie es perfecto en ejecución y montaje, uno de los mejores que he visto en muchos años. 






4 comentarios:

  1. Seguramente representa lo que ya está aquí, más que lo que puede venir, realizaciones que igual se pueden ver en streaming en la tele o en el cine. Productos de gran calidad, no solo por el formato, sino por la dirección y las interpretaciones, que nada tienen que envidiar a los que nos llegan de más allá del océano.

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  2. Estupenda reseña. Yo no tenía mucha confianza puesta en esta serie y tras leer reseñas y buenas críticas decidí verla y me lleve una grata sorpresa. Esta serie es neceseria. Consumir producto español, es lo mejor que podemos hacer. Y ahora más que nunca.

    Un abrazo.

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