Protagonista de la velada del pasado miércoles día 22 de enero, la compañía de ballet fundada por Blanca Li, presentó en el Auditorio Baluarte de Pamplona su producción Solstice. A lo largo de una hora y media, catorce bailarines, realizaron un recorrido visual, sonoro y muy físico, como modelo de la creación de la tierra, en un viaje alrededor de los cuatro elementos básicos y primigenios de la naturaleza: el fuego, el aire, el agua y la tierra. Siguiendo este mismo orden, las escenas se desarrollaron entre efectos audiovisuales, música étnica y rítmica, y la intervención continua del conjunto intérpretes que, con una gran aportación física, alternaron en el escenario, mostrando la evolución de nuestro planeta y la relación del ser humano con los elementos que le rodean.
La Compañía Blanca Li, una veterana bailarina y coreógrafa establecida en País, donde es una mujer y profesional altamente reconocida, demostró sus grandes dotes en el baile contemporáneo, especialmente en lo que se refiere a la representación del baile gestual, físico y pleno energía. Si bien es verdad, que la producción, en mi opinión, fue de menos a más, el conjunto final de escenas entrelazadas sin descanso, terminó dando una sensación de conjunto cerrado, de modelo de lo que la relación del ser humano con su entorno más salvaje y primitivo genera en él. Me refiero especialmente a las piezas enfocadas al aire, al agua y a la tierra. Blanca Li muestra la debilidad y el desamparo del ser humano ante la magnitud del planeta donde vive, donde lo mismo su entorno le mata, como le otorga la vida. Todo ello queda reflejado en esta producción.
El espectáculo vino acompañado de un montaje visual que resultó en algunos momentos espectacular, especialmente en el uso de videos representando el fuego volcánico y la magnitud del mar. Por otro lado, una carpa de tela blanca cuarteada en piezas separadas, jugaba con sus movimientos en simbiosis con estos videos, mientras el grupo de bailarines vestía ropas al cuerpo, prácticamente invisibles y largas telas blancas, golpeados por el viento generado a tal fin en el escenario o enfocados entre las imágenes de fondo de los videos reflejados en gran formato. Otro momento interesante fue cuando el escenario se llenó de arena negra, formando parte del baile final, cual visión del enfrentamiento del hombre contra el hombre, en un mundo dominado por el comienzo de la civilización, como consecuencia del control de los elementos. Para terminar, llamar la atención en el solista vocal e instrumentista, quien acompañó en un buen número de escenas con sus cantos étnicos africanos y su instrumentación propia de aquellos lugares, evocando sonidos antiguos y especialmente multicolores, en conjunción con la temática del espectáculo.
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