Estrenada en 1941 y nominada a tres premios Oscar, incluidos mejor película y mejor guión, ambos encarnados en la persona de John Huston, El Halcón Maltés abrió recientemente el ciclo de la Semana Pamplona Negra 2019, dedicada al universo de la novela negra, sus escritores y el mundo que rodea un género plagado de aficionados y buen número de lectores. Desde hace unos años, se incluye un apartado dedicado al cine, con películas con cierta relevancia cinematográfica y herederas de alguna novela original, de la que deriva su guión. Las proyecciones de todas ellas, como siempre, han tenido lugar en una de las salas del Auditorio de Baluarte y las presentaciones corrieron a cargo del responsable de programación de la Filmoteca de Navarra, Alberto Cañada Zarránz. En este caso, como bien sabe todo buen aficionado, este film es una adaptación, en concreto la tercera, de la novela homónima escrita por Dashiell Hammett.
El argumento se rodea de una puñado de personajes que no tienen desperdicio. Todo comienza cuando una joven llamada Ruth Wonderly, se presenta en el despacho de los detectives Spade y Archer, para localizar a su presunta hermana, quien se ha escapado recientemente con un extraño y misterioso hombre. En muy poco espacio de tiempo se suceden las muertes de Archer y del sujeto de la investigación, lo que llevará a Sam Spade a investigar el origen de la joven y todo lo que rodea a una misteriosa estatua de un halcón, botín deseado por propios y extraños. Conforme sus indagaciones avanzan y la relación con Ruth Wonderly entra en un juego peligroso, Spade irá descubriendo el juego de mentiras y engaños en el que se ha dejado meter, a cuenta de solucionar el caso y obtener una magra recompensa.
La película en cuestión es una de las más representativas del género negro, sobre todo por ser la primera en ser reconocida como tal. Además hay que apuntar que es la primera película de Huston como director. La aportación de un pletórico Humphrey Bogart no es en absoluto desdeñable, porque en su interpretación aúna a la perfección, la que a partir de entonces sera la clásica imagen del detective desapegado, mujeriego y socarrón, de este tipo de películas. Su interpretación está llena de guiños, sonrisas con doble sentido y miradas cómplices. Lástima que su trabajo no esté acompañado en toda su plenitud por la actuación de la actriz Mary Astor, en un papel en la que debería encarnar con más énfasis y credibilidad su papel de mujer fatal. Sin duda, su personaje es la personificación del engaño, la sensualidad y el doble juego moral, perfil que en pocos años reunirá a grandes actrices del Hollywood dorado. Dos papeles más a reseñar. Por un lado el siempre misterioso y extravagante Peter Lorre y, por otro, un extraordinario Sidney Greenstreet, cuya interpretación, sería merecedora de la tercera nominación a los Oscar de la película, en este caso al mejor actor secundario.
El trabajo de Huston es impecable. Por un lado, un guión bien trabajado a partir de la novela de Hammett, aunque es bien cierto, que algún diálogo resulta, en mi opinión, algo reiterativo y redundante. Es llamativo el socarrón humor con el que se salpimentan los diálogos, lo que genera más de una sonrisa en el espectador. Huston maneja la cámara a su antojo, tanto con planos fijos y en movimiento, todos ellos, filmados con personalidad y control del escenario. Los ajustados contrapicados en las escenas en interiores aumentan la especial presencia de Bogart y Greenstreet, y llenan las habitaciones, lugares donde se producen las escenas claves de la película, aportando una especial sensación de teatralidad a la película. La puesta en escena resulta muy efectiva. No hay manera de perder detalle de cada una de las circunstancias que se suceden en esta historia en busca del halcón, llena de mentiras, engaños y falsas historias, mediante las que los protagonistas pretenden hacerse ricos y prosperar. En definitiva, un film clásico por antonomasia, que pude disfrutar en pantalla grande y con la sala prácticamente llena y del que siempre hay que recomendar un visionado.