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martes, 18 de diciembre de 2018

Javier Camarena - Recital - Iván López Reynoso - Orquesta Sinfónica de Navarra

Qué gran velada disfrutamos el pasado viernes. Se subía al escenario de la sala de Conciertos Baluarte de Pamplona, el tenor mejicano Javier Camarena acompañado de la Orquesta Sinfónica de Navarra, dirigida por su compatriota y amigo, Iván López Reynoso. Las expectativas eran altísimas, y aún con todo, creo que nadie salió defraudado. Calificado como tenor lírico ligero, Camarena demostró ante todo el público porqué está considerado en la actualidad como uno de los mejores de su género. Dotado de un gran aparato vocal, su forma de cantar resulta tan convincente como inexplicablemente sencilla. Sus ataques a las notas más altas, no muestran ninguna señal de esfuerzo. Su porte tranquilo asimila una manera de afrontar las piezas tan segura como apasionada, algo que acompaña a la perfección con esa supuesta facilidad para ofrecer al público su mejor versión de la pieza que interpreta.
  
Comenzó su actuación con un par de piezas de un compositor al que pretende redescubrir al aficionado del lírico, el sevillano Manuel García, personaje que se sitúa entre finales del siglo XVIII y principios del XIX. Seguidamente interpretó a la perfección sendas piezas de La Cenerentola de Rossini y La fille du régiment de Donizzetti, esta segunda, la misma con la que triunfó en el Teatro Real cantando el segundo bis de la historia del coso, en el año 2014. En ambas demostró con rotundidad el porqué de sus credenciales. Sus notas limpias y claras, aportadas en estas dos piezas, le encumbran como uno de los grandes. La segunda parte, comenzó con una magnifica y sentida interpretación de un aria de La Traviata de Verdi, para sumergirse después, de pleno, con piezas de Zarzuela, de la que destaco "Flor Roja" de Los Gavilanes, espléndidamente interpretada, casi declamada. Para finalizar y después de un largo aplauso general, llegaron las tan deseadas propinas. Es aquí donde el mejicano demostró su pasión por la música popular, ofreciendo al público una pieza de una compositora mejicana, para mí la más floja del repertorio de la noche, seguida de un popurri de tres boleros, la canción "Granada", en una interpretación apoteósica y, para finalizar, una fantástica versión del villancico "Noche de Paz". Quizás haya sido de los conciertos más aplaudidos, al menos de los que yo haya estado y francamente, de manera más que merecida.
Llamo la atención en la participación del director mejicano Iván López Reynoso, en perfecta complicidad con su amigo Camarena, con quien ya ha compartido en multitud de ocasiones escenario. Perfecto en su sincronización con el tenor, marcó a la perfección la dirección del concierto, liderando a una Orquesta Sinfónica de Navarra especialmente acertada, no solo en las piezas protagonizadas por el tenor, sino también en la interpretación de las diferentes oberturas que jalonaron el concierto. Francamente notable en su velada la centenaria orquesta navarra.
Para terminar remitirme a las diferentes dedicatorias que Carlos Camarena realizó a lo largo de la noche. En primer lugar a la recientemente fallecida Monserrat Caballé de la que se presentó como un fiel y leal seguidor. Posteriormente, y como no podía ser de otra manera, tuvo unas palabras para nuestro gran tenor, Julián Gayarre y para Navarra. Justamente había estado esa misma mañana visitando su tumba en el Valle de Roncal, en donde se grabó el vídeo que adjunto abajo, donde no quiso dejar pasar la ocasión de interpretar una pieza bajo la incómoda lluvia y visitar su Casa-Museo. Digno de elogiar su pasión y amor, no solo al personaje, sino al género lírico en general, del que es un digno y magnífico embajador. Conciertazo en el que disfrutamos de uno de los grandes tenores de la actualidad. Una gozada de velada, coronada con el villancico "Noche de Paz" cantado con tanto fervor y cariño que a muchos nos emocionó.