No tengo costumbre de comprar cómics protagonizados por Thor y su universo. Pero hace unos años me hice con un tomo dedicado a Loki, ilustrado por Esad Ribic, y quedé cautivado por la imaginería y el dibujo del croata. Ya hace unos meses se anunció que se iba a publicar un tomo Marvel Deluxe en el que Ribic retomaría el visionario de Thor y además lo haría de la mano de uno de mis guionistas preferidos, el ahora casi omnipresente Jason Aaron. Dicho y hecho, nada más salir a la venta me he hecho con él y he flipado con guionista e ilustrador por partes iguales. Contiene doce grapas que completan junto a algunos extras, unas trescientas páginas plenas de mitología, batallas cósmicas, universos paralelos que se cruzan y un villano muy convincente, con sus contradicciones y cierta dosis de humanidad, pero a su vez sangriento y cruel.
Aaron plantea en la nueva historia protagonizada por Thor, tres historias paralelas, que se entrecruzan continuamente y en las que el dios del trueno aparece con otros tres planos vitales de su existencia. Por un lado, el siglo IX de nuestra era, en la que muestra su juventud impredecible e impaciente. En segundo lugar, en el presente, con un Thor que concibe sus miedos y responsabilidades frente a la humanidad a la que defiende. Y para finalizar, un Thor anciano perteneciente al más lejano futuro, con sus remordimientos y pesares. La razón de de sus encuentros es un único fin común. Un ser desconocido e implacable está asesinado a los dioses del universo, tanto en su faceta temporal como física.
Detrás de esta historia, que parece que sobrepasa lo humano y navega en el ámbito de lo divino y supera las fronteras de nuestro universo, se vislumbran sentimientos tan humanos e intemporales como los que han recorrido la historia de la humanidad. La relación de los hombres con la idea de deidad, la búsqueda de protección ante las dificultades, junto a la esperanza y necesidad de creer en un ente superior, sobrevuelan un guión lleno de profundas ideas, creencias y sentimientos, salpicados de místicos mundos y violentas batallas protagonizadas por Thor en sus tres realidades temporales y Gorr, el cazador de dioses.
Desde luego os podéis imaginar que si el guión de Aaron me ha gustado, las ilustraciones del gran Ribic me han impresionado especialmente. A los que conocéis al croata no os descubro el gran talento en el dibujo de uno de los grandes ilustradores europeos del cómic. Sus escenas son apabullantes, el tratamiento del color tan artístico como limpio y elegante, y la concepción del universo de Thor, con los universos lejanos con seres de diferentes proveniencias y dimensiones desconocidas, nos deja estampas de un nivel artístico altísimo. Además la imagen de Gorr, ese villano tan "humano" a nivel mental, como sangriento y cruel, es impactante y muy poderosa. La verdad es que no podría plantear este cómic sin los lápices y los colores de Ribic. Es más, de las doce grapas que componen este tomo, dos están ilustradas por sendos dibujantes diferentes y la historia pierde fuerza visual. Es una pena no haber logrado la continuidad de dibujo en la trama completa... Siempre me ha parecido un desacierto que una historia más o menos conclusa no la complete el mismo tándem que la comenzó en todas sus grapas.
Aun con todo no tengo más que recomendar su adquisición, tanto al que le guste el personaje de Thor, como quien busca una historia brillantemente ilustrada o para quien quiera disfrutar de un gran enfrentamiento astral por la supervivencia, aunque en este caso se refiera a la de los mismísimos dioses.