Hugo A. Cañete es un autor conocido por sus libros dedicados a los Tercios y las operaciones militares en las que participaron en los siglos XVI y XVII. Éste volumen está dedicado a la pérdida y recuperación de la ciudad brasileña de San Salvador de Bahía entre los años 1624 y 1625. Las fuentes sobre las que se basa el libro son crónicas originales de testigos directos de la acción descrita. Se acompañan de acotaciones con notas en las que se explican el significado de términos militares y se muestran algunas biografías de sus protagonistas. Las fuentes principales utilizadas se publicaron en 1625, 1626 y 1628. La principal está narrada por Juan Valencia, soldado viejo de uno de los tercios participantes en la Jornada. Cañete incorpora una introducción y un epílogo en los que sitúa al lector históricamente.
El libro desgrana la intervención de los holandeses y la Compañía de las Indias Occidentales, en las rutas, ciudades y territorios del reino peninsular hispánico en Brasil, y particularmente en la ciudad de San Salvador de Bahía. Su intención era desviar hombres, suministros y economía de la guerra que en Europa se reiniciaba tras la Tregua de los 12 años. Un gran flota holandesa irrumpió en la bahía de la ciudad, logrando rendirla en pocos días, lo que provocó gran alarma en la corte española. Dos flotas fueron fletadas desde Lisboa y Cádiz, formando un contingente naval de grandes dimensiones, con la única finalidad de reconquistar la ciudad y expulsar al enemigo.
El libro está lleno de detalles curiosos. Resulta muy interesante conocer las completas y detalladas órdenes de navegación redactadas por D. Fabrique de Toledo Osorio, quien al mando de la armada, no quería dejar nada a cuenta de la casualidad. Curiosa también la mala fama que corrían los judíos residentes en San Salvador, quienes no se libraron de ser acusados de conspirar contra los hispanos. Los detalles de la flota a lo largo del Atlántico, su llegada a Brasil y el mes que duró el asedio por recuperar la ciudad, marcan la columna vertebral de la narración. Al final del relato y ya con la ciudad reconquistada, es curiosa la aportación del relato de un predicador del bando holandés, en la que narra la situación de los invasores durante su estancia en San Salvador de Bahía. La ciudad se recuperó y aunque los holandeses mandaron una flota de socorro, ésta llegó tarde y tuvo que retirarse. Sin embargo, en pocos años, la poderosa fuerza naval holandesa dominaría los mares y rutas, pero eso ya es otra historia. Interesante la aportación de Cañete para descubrir al lector la utilización de la corona española de los tercios en ultramar.
El libro desgrana la intervención de los holandeses y la Compañía de las Indias Occidentales, en las rutas, ciudades y territorios del reino peninsular hispánico en Brasil, y particularmente en la ciudad de San Salvador de Bahía. Su intención era desviar hombres, suministros y economía de la guerra que en Europa se reiniciaba tras la Tregua de los 12 años. Un gran flota holandesa irrumpió en la bahía de la ciudad, logrando rendirla en pocos días, lo que provocó gran alarma en la corte española. Dos flotas fueron fletadas desde Lisboa y Cádiz, formando un contingente naval de grandes dimensiones, con la única finalidad de reconquistar la ciudad y expulsar al enemigo.
El libro está lleno de detalles curiosos. Resulta muy interesante conocer las completas y detalladas órdenes de navegación redactadas por D. Fabrique de Toledo Osorio, quien al mando de la armada, no quería dejar nada a cuenta de la casualidad. Curiosa también la mala fama que corrían los judíos residentes en San Salvador, quienes no se libraron de ser acusados de conspirar contra los hispanos. Los detalles de la flota a lo largo del Atlántico, su llegada a Brasil y el mes que duró el asedio por recuperar la ciudad, marcan la columna vertebral de la narración. Al final del relato y ya con la ciudad reconquistada, es curiosa la aportación del relato de un predicador del bando holandés, en la que narra la situación de los invasores durante su estancia en San Salvador de Bahía. La ciudad se recuperó y aunque los holandeses mandaron una flota de socorro, ésta llegó tarde y tuvo que retirarse. Sin embargo, en pocos años, la poderosa fuerza naval holandesa dominaría los mares y rutas, pero eso ya es otra historia. Interesante la aportación de Cañete para descubrir al lector la utilización de la corona española de los tercios en ultramar.
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