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jueves, 25 de enero de 2018

"Psicosis"

Como ya comenté este martes, la semana pasada se celebró en Pamplona la IV edición de los ciclos, conferencias, mesas redondas y encuentros con la novela negra actual. Paralelamente se proyectaron una serie de películas realizadas a lo largo de la historia y dedicadas a los asesinos en serie... Como cierre de este ciclo se proyectó la película de Hitchcock "Psicosis", con el aliciente de que la Orquesta Sinfónica de Navarra interpretaba, durante su metraje y en directo, la banda sonora compuesta por Bernard Herrmann. Estaba claro que no podía faltar a semejante evento y el resultado, francamente, valió mucho la pena, no solo por la oportunidad de ver en pantalla grande y en VOSE una de las míticas películas del maestro del suspense, sino por disfrutarla con la interpretación de una bso tan carismática y además con interpretada en directo... Gran iniciativa.
  
Todo el mundo ha visto alguna vez en su vida esta película. La trama comienza con el robo por una empleada de una inmobiliaria, de una importante cantidad de dinero tras la venta de una propiedad. Interpretada por la bellísima Janet Leigh, el personaje mantiene un secreto idilio con un apuesto hombre y la idea de huir con él, de su entorno más cercano y comenzar una nueva vida, le lleva a salir de la ciudad con el dinero robado. Una tormenta y la llegada de la noche le obliga a hospedarse en un solitario motel, lejos de la autopista. Su nombre, Motel Bates. Poco más que añadir y explicar de una trama, en principio basada en un robo, que conforme avanza la película nos adentra en el misterioso y retorcido universo del joven Norman Bates, demostrando el impresionante manejo del suspense y el desarrollo de historias, del maestro Hitchcok. 
El director comienza la película con esta sencilla idea. Desde el momento en que la joven se encarga de coger el dinero siguiendo las instrucciones de su jefe, con la primera intención de ingresarlo en la cuenta de la inmobiliaria, la mente del maestro del suspense comienza a manejar a su antojo la voluntad de la protagonista y a insuflar a su alrededor la ambientación necesaria para que el espectador no descanse ni un minuto hasta el final de la película. La sencillez con la que una simple trama enfocada en un robo, desemboca en uno de los grandes thrillers psicológicos de la historia, es asombrosa. Con los simples elementos de una tormenta en la noche y un motel lejos de la carretera, junto al que se encuentra una extraña mansión en lo alto de una colina, Hitchcock construye una sugerente y terrorífica historia. A partir de esta estructura, el manejo del guion se sumerge en los diálogos, las miradas y la profundización en una mente tan confusa como compleja.  
Anthony Perkins, encarnando a Norman Bates, juega con la inocencia y simpatía de un joven solitario, la atracción que siente por las mujeres hermosas y su relación con su madre. Factores tan manidos en los thrillers actuales que apenas sorprende a los cinéfilos en la actualidad. Sin embargo, allá por 1960, puede entenderse el shock que pudo producir la proyección de esta película en una sociedad, por lo general bastante conservadora. La convivencia de la doble personalidad en una mente maltratada y enferma, aliñada con un importante componente sexual, tuvo que sorprender al público de aquella época. Quizás esto justifique, la explicación del caso, que un psiquiatra realiza al final del metraje de la película. Este último cuarto de hora, parece casi forzado. Desde luego en la actualidad, posiblemente no hiciera falta explicar el caso en sí, pero en 1960, debido a la novedad de la trama, Hitchcock decidiera  acometer un enfoque psiquiátrico para explicar el caso. 
Pero es que además, el director acompaña este guion con su habitual y magistral manejo de la cámara. Los primeros planos, el movimiento de la cámara con la que se aleja y acerca con precisión a objetos y personas de una manera tan característica, o simplemente el seguimiento que realiza de sus actores y actrices, en escenas en las que ni siquiera hace falta introducir una frase, sino que la imagen lo dice todo, se mezclan con algunos apasionantes e intrigantes diálogos, en los que segundas intenciones o mensajes escondidos guían al espectador hacia lo más oscuro y recóndito del pensamiento del protagonista. El diálogo de Perkins y Leigh desarrollado en el saloncito del motel, o el interrogatorio que el detective privado plantea a Norman en la recepción, son de antología. Las palabras siguen un proceso, acompañado de miradas tan incriminatorias como esquivas. Por lo demás, qué decir de la escena de la ducha... imperecedera e impactante. Por cierto, hace años se estrenó una película, de un desconocido director llamado Sacha Gervasi cuya trama desarrolla el rodaje de "Psicosis" con actores tan conocidos como Anthony Hopckins, Helen Mirren, Scarlett Johanson y Jessica Biel. La reseñé en mi blog por lo interesante de los entresijos de la filmación y las relaciones complejas de los actores y actrices con el director allá por 1960... por si os interesa os dejo el enlace... "Hitchcock"
En definitiva, el visionado de la película en pantalla grande, con la banda sonora interpretada en directo y escuchando las voces originales de los protagonistas, resultó casi una experiencia mística, novedosa, como observar la película por primera vez, y provocando en el espectador sensaciones casi nuevas, más palpables que cuando estas en el salón de tu casa...  Bien por la iniciativa de la organización de la Semana Negra de Pamplona, la Filmoteca de Navarra y la Orquesta Sinfónica de Navarra. Por cierto, celebrar una interpretación perfecta y tan espléndida como exacta. Solo termino por comentar, que esta IV edición del ciclo dedicado a la novela negra es la última como director del novelista Carlos Bassas. Su labor ha sido encomiable a lo largo de estos años y solo queda agradecer su dedicación. Cede su puesto a la también escritora, Susana Rodríguez Lezaun, a la que solo queda desearle la mejor suerte.  

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