Abby y Ray, Ray y Abby. Ambos personajes, forman un matrimonio de convulsa relación, pero a fin de cuentas y traiciones, anclado en un profundo amor, aunque muchas veces nos resulte difícil de entender. Sobre esta relación y más puntualmente, sobre la enfermedad que viene arrastrando Abby desde la temporada pasada y su desarrollo, se construye la estructura de esta temporada, algo diferente en su presentación y trama. Con continuos flashbacks, se cuentan las reacciones de Ray Donovan frente a la enfermedad de su mujer y su búsqueda de una solución, aún sabiendo que no esté directamente de su mano salvar la situación, mientras Abby, poco a poco, toma una alternativa que sorprenderá a propios y extraños, involucrando a su cuñado Terry.
Esta trama principal, es la que marca la diferencia con anteriores temporadas. Tanto su estructura como su desarrollo, profundiza en la relación de Ray y Abby, presentando al espectador hasta ocho capítulos, plenos de flasbacks, sentimientos, desesperanza y dolor. El octavo capítulo, es sin duda el mejor de la temporada. Digno de ver. Pero otros asuntos implican en turbios problemas a los miembros de los Donovan. Bunchy es atracado en una hamburguesería mientras hace tiempo para ingresar en un banco el dinero de la indemnización recibido en temporadas anteriores, mientras su relación matrimonial no parece funcionar bien. Mickey y Daryll se embarcan en una aventura cinematográfica que les llevará a implicaciones complejas y camino de la cárcel, mientras un encontronazo con el FBI, marcará una nueva situación entre Mickey y Ray, con Avi como carta de cambio. Bridget, comenzará una relación con un joven que comparte enfermedad con Abby, y cuyo destino esta muy relacionado con ella y su posible curación. Terry, mientras ayuda a Abby en su desesperanza, se enfrenta al regreso del padre de su apadrinado y joven boxeador. Como véis, no faltan tramas y complicaciones, en las que, a las peleas habituales, se unirá la aparición estelar de Susan Sarandon, en el papel de una gran empresaria cinematográfica, que intenta lidiar con un productor, amante de una actriz, vieja conocida de Ray en capítulos anteriores.
En definitiva, otra temporada llena de tensión, historias complicadas y desencuentros familiares, aunque como ya dije, la enfermedad de Abby y su relación con Ray dominan el devenir de gran parte de los capítulos, dejando las demás tramas, en cierto plano secundario. Es verdad, que la serie empieza a sentir cierto cansancio después de cinco trepidantes temporadas, sobre todo en lo que respecta a la rivalidad entre Mickey y Ray, pero tampoco se puede decir que esté acabada. Puede que le queden una o dos temporadas más, teniendo en cuenta lo sucedido a uno de los principales personajes. Yo la sigo viendo con gusto y me parece una de las series más robustas y entretenidas de la actualidad, teniendo en cuenta sus cinco temporadas llevadas a sus espaldas. Veremos como se presenta la sexta y si habrá continuación.