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lunes, 24 de octubre de 2016

"Luke Cage" - Temporada 1

Ganas, muchas. Interés, superior. Resultado, absoluta decepción. Después de que Netflix se lanzara a llevar a la pantalla la vida y obra de héroes de Marvel como Daredevil o Jennifer Jones, le tocaba el turno a Luke Cage, también llamado Power Man. Junto a la próximamente a estrenar Puño de Hierro, completarán un cuarteto que se fusionará en la serie Los Defensores. Además, parece ser que Punisher también tendrá su serie, dada su importante presencia y buena recepción en la 2ª temporada de Daredevil.
Pero volvamos a la razón de ser de esta reseña, que no es otra, que la 1ª temporada dedicada a Luke Cage. Este personaje ya había aparecido en la entrega de Jennifer Jones. Hijo de un reverendo, exconvicto y dotado de una fuerza inimaginable y una piel de acero, lo encontramos a principio de temporada trabajando en una barbería de Harlem. Su dueño, un anciano llamado "Pop" Hunter, y por cierto, lo mejor de la serie, que en su juventud formó parte de la delincuencia asentada en el barrio, en la actualidad recoge jóvenes descarriados y jugadores de baloncesto en la calle, protegiéndolos todo lo que puede para evitar que entren en el mundo de la delincuencia en la calle. Luke, con un pasado a esconder, barre todos los días el suelo de la barbería y trabaja por las noches como camarero en el club de un peligroso gánster del barrio. Las cosas se van complicando cuando un alijo de armas desaparece de las calles. La guerra por recuperarlas y dominar Harlem, cogerán a Luke Cage en el cruce de la guerra entre bandas, la policía y los capos del barrio.
La serie empieza con fuerza y  con una presentación y estética muy a valorar. La cultura negra de Harlem, inundaba los primeros capítulos. El baloncesto, la música, el ambiente de la peluquería, la música, las personas de quienes hablaban los personajes en la barbería... todo aporta un espíritu afroamericano que conjunta perfectamente con el personaje de Luke y el barrio. El refugio del baloncesto y la barbería, los grupos de apoyo a los jóvenes de la comunidad negra e incluso la labor de lo políticos, dirigida por la concejala falsa y corrupta, llamada Mariah Dillard, por mejorar el modo de vida de la vecindad. Todo funcionaba a la perfección. La inclusión de la policía, en la figura de "Misty" Knight y el caso del robo de armas, así como la figura del gánster que domina a las bandas, personificado por un interesante aunque algo blando "Cottonmouth", congenian muy bien con la figura de Cage, quien a pesar de no querer inmiscuirse en este asunto, las circunstancias le harán intervenir, gracias a su fuerza y capacidad de parar las balas, para solucionar la delincuencia que le rodea. Incluso resulta muy sugerente el capítulo donde se refiere el origen de Power Man... curioso seguro y acertada la aparición, de nuevo en una serie de Netflix, de Claire Temple.
Sin embargo, y todavía no se por qué, la serie en sus capítulo 5 al 8, comienza un suave pero inevitable descenso a los infiernos, para a partir del 9º no tener vuelta atrás. El ritmo baja, la estética inicial desaparece, dos o tres de los personajes con más entidad de la temporada desaparecen y los guiones se vuelven aburridos, lentos y sin nada de emoción. Es más, debo decir que he aguantado solo hasta el capítulo 11 y no logré acabarlo. Sí, efectivamente, no he tenido la paciencia de acabarla. Una verdadera lástima, porque el interés generado por estas series alrededor de Marvel, sufren, desde mi punto de vista un fuerte golpe en su línea de flotación. Yo veo el problema en el empeño obstinado de tener que completar las series con 13 capítulos. ¿Qué necesidad habrá de ello, si con 8 o 9 puedes cerrar un ciclo con mucha, muchísima calidad? Espero que los señores de Netflix tomen buena nota de esto y completen una buena temporada de Puño de Hierro. Más vale.


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