El número de Desperta Ferro de julio, correspondiente a la sección de Historia Antigua y Medieval, nos transporta a un mundo casi mítico, oscuro y del que en la actualidad se sabe muy poco. Me refiero a la Britania de los siglos V y VI d.C. alrededor de los cuales surgió la leyenda del rey Arturo. Un número interesantísimo, en el que se maniobra entre los pocos textos que nos muestran algunos datos y hechos de esta época, yacimientos arqueológicos y sobre todo, la historia que rodea el fin del imperio romano en las islas y la llegada continua y demarcadora de los distintos pueblos germanos que ocuparon a lo largo de estos siglos Britania.
Pero para poder ocuparse de la figura de Arturo, antes la revista, nos plantea como se presentaba el siglo IV en Britania, con la decadencia de un Imperio Romano que en poco tiempo abandonaría las islas. Sus costumbres, sociedad urbana y forma de vida sufrirá una convulsa transformación, tiñendo esta parte de la historia en un oscuro "aura de misterio" que será, con el tiempo, ocupado por las leyendas y mitos que se crearon alrededor de la figura de Arturo. Dos artículos, uno al principio de la revista y otro al final, contarán, puntualmente la trayectoria del mito desde sus orígenes hasta sus estribaciones a lo largo de los siglos. Sendos, se basan en escritos y textos, pocos, algún documento histórico y sobre todo leyendas en las que, con cierto goteo, aparece un personaje, líder de un grupo de britanos, que lucharán frente a las incursiones de sajones y anglos, convirtiéndose con el tiempo en la base sobre la que aparece en el imaginario la figura del mítico rey. Hasta tal punto, que los Plantagenet, se basaron en su figura para proponer su dinastía como legítima heredera de una monarquía pura y britana.
A partir de estos dos artículos, los redactores se preocupan de armar y estructurar estos siglos de oscuridad en base, sobre todo, a una arqueología no especialmente abundante, pero si rica en detalles y pistas de cómo se desarrolló la vida en Britania en esa época. Basándose también en los escritos y textos en los que se presenta el territorio en los siglos V y VI d.C. uno de los artículos, plantea la posición y forma de la guerra y la política en unas islas desunidas y desmembradas tras la salida de los romanos y la entrada cada vez más fluida de los sajones y anglos. Dos frentes abiertos en un mundo donde pequeños reyezuelos o líderes pugnaban por sobrevivir o liderar pequeños territorios, sobre todo en el sur y oeste de la isla. Para ello, tampoco no se puede perder de vista las construcciones que hasta ahora la arqueología ha conseguido interpretar. Villas, fortificaciones o asentamientos más o menos localizados explican la manera de convivir o subsistir, entre los pequeños reinos y con los invasores. Muchas de estas localizaciones, lógicamente tiene origen romano, pero su conservación o destrucción, dan pistas de lo sucedido en aquellos siglos. Si a esto añadimos los avances de esa época, descubiertos alrededor de las armas y técnicas, así como los restos de tipo religioso que informan, sobre todo, sobre la relación entre el cristianismo asentado en tiempo de los romanos y las creencias paganas, el lector puede hacerse una idea de lo complejo, oscuro y problemático para tener idea cierta y segura de cómo se desarrolló la vida y la historia en la antigua Britania durante los siglos V y VI d.C. Sin embargo, con estos datos bien aliñados en el número que hoy reseño, todo parece cuadrar y plantear un escenario más cercano a nuestro entendimiento histórico.
Como he dicho antes, un número, que es capaz de interrelacionar la leyenda y lo místico, con lo histórico y arqueológico. Estrechas y finas líneas unen todas estas ideas, creando un número entretenido, didáctico y francamente interesante.
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