Tras muchos años separada de sus padres, debido a un desencuentro provocado por un amor juvenil prohibido, una mujer recientemente divorciada, decide enviar a sus dos hijos a pasar una semana a una granja de Pensilvania, con sus abuelos, a los que no conocen. La chica mayor, está realizando un vídeo/documental sobre su familia y cámara en mano, inicia el viaje con su hermano pequeño, para encontrarse con la pareja de ancianos. Poco a poco irán descubriendo que lo que sucede en la granja de sus abuelos no es muy normal y un halo de misterio rodea su estancia allí.
Tras los absolutos fracasos de "Airbender" y "After Earth", Shyamalan, después de realizar una incursión mediocre en la televisión, con la serie "Wayward Pynes", necesitaba urgentemente encontrar un pequeño éxito cinematográfico, para reconducir su camino e historial tras las cámaras. Efectivamente, en 2015, presentó el primer trailer de la que sería su próxima película a estrenar ese mismo año. El trailer prometía y mucho y daba la sensación de que podía ser la película del reencuentro con el espectador. Y tras verla hace poco, debo decir que, sino al 100%, si que Shyamalan ha conseguido reencontrar cierto estilo y una historia interesante, que nos recuerda en cierta manera a lo mejor de su cinematografía. La dosis de suspense es correcta y se ofrece a cuenta gotas, además de algún que otro buen susto.
Shyamalan desarrolla en poco más de hora y media la semana en la que los dos chavales, hermano y hermana, conviven con unos abuelos hasta entonces desconocidos. Día tras día, van sucediendo extraños sucesos y comportamientos anormales protagonizados por aquellos, en un principio, entrañables ancianos. Si bien es verdad, que el director de origen indio, utiliza elementos ya vistos antes en películas del género del terror y además plantea al espectador el ya conocido uso de la cámara en la mano de los protagonistas, consigue acompañar y aderezar estas manidas situaciones con momentos e ideas de su propia cosecha, consiguiendo otorgar a la película cierta firma personal. Llamar la atención en el uso de la comicidad en la persona del fantástico chaval que interpreta al hermano más joven. Su afición al rap y la desenvoltura de su actuación resultan esenciales para remarcar el buen hacer del film. Su hermana en la pantalla, más madura y con un perfil periodístico nato, aporta cierta madurez y valentía a la pareja de hermanos. Olivia DeJonge y Ed Oxenbould, prácticamente descubiertos en este film, resultan de lo mejor de la película. Los abuelos están interpretados por unos fantásticos y desasosegantes Deanna Dunagan y el más conocido Peter McRobbie. Hacen que el espectador pase auténticos momentos de tensión.
Recomendable película que hace resurgir las esperanzas de que Shyamalan logre reencontrar su camino en la dirección, mediante historias donde el suspense, la sorpresa y el miedo, tratados con calidad, recuperen el protagonismo de futuras películas.
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