Terminada la segunda parte de la sexta temporada de The Walking Dead, hemos pasado, posiblemente una fase de transición importante en la serie y en la vida de sus protagonistas. Después de adaptarse, o mejor, apropiarse del pueblo protegido al que llegaron al final de la quinta temporada, el grupo a sufrido encontronazos entre sus miembros, conflictos con sus nuevos compañeros de convivencia y como no, algún ataque de nuevos grupos humanos a los que se deben enfrentar para sobrevivir. Por un lado los marcados con una W en sus frentes y denominados Wolfs, y más adelante, el tan esperado grupo Los Salvadores liderado por el ya mítico Negan. Además, aunque de soslayo, se encuentran con otra comunidad más o menos pacífica, en la que Gregory y Jesús son sus líderes principales, con la comienzan a entablar cierta negociación para compartir y convivir entre tanta violencia.
¿Por qué comento que esta temporada es una fase de transición en la serie, siguiendo más o menos la senda de la colección de cómics en sus números 16, 17 y 18? Está claro que si bien los supervivientes humanos, comparten mundo y espacio con las masas de zombies, que lo ocupan todo, conforme pasan los capítulos, el argumento y guión, se va trasladando a la convivencia de los supervivientes. Van surgiendo otros grupos organizados, a los que se deberán enfrentar nuestros protagonistas, pero también, aparecen por primera vez, importantes comunidades, con las que compartir espacio, implica llegar a cuerdos y alianzas para defender los intereses de cada grupo. Ahí es hacia donde se dirige la serie.
Debo puntualizar que si bien a lo largo de la segunda parte de esta temporada, se han presentado las típicas tramas más personales en las que se enmarcan las relaciones entre los protagonistas de la serie, como por ejemplo el acercamiento entre Sasha y Abraham, y por tanto el alejamiento de éste de Rosita, o las filosóficas discusiones de Carol y Morgan, sobre la necesidad de matar para sobrevivir, o la relación de Mishone con Rick, además del importante desarrollo del personaje de Eugene... está claro que el fin último de los capítulos, en su conjunto, era presentar al personaje de Negan. De él se hablará mucho. Su figura marca un antes y después de la supervivencia del grupo protagonista y sin duda, todo el río de acontecimientos sucedidos en estos capítulos, se han dirigido para y por Negan, sobre todo en los tres últimos.
Una serie que crece en lo humano, donde los extremos se tocan y las decisiones pueden molestar a unos y otros, pero que remarcan la necesidad de sobrevivir en un mundo que hay que volver a crear y organizar, sea por encima de quien sea, conjugando moral, ética, intereses y supervivencia. La serie promete momentos duros, muy duros, en la figura de Negan. Y Rick y su grupo entrarán en una guerra abierta para conformar, si se puede llegar a conseguir un mundo mejor... Veremos por donde nos lleva la séptima entrega, que parece llegará en octubre.
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