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lunes, 14 de diciembre de 2015

"El Puente de los Espías"

Basada en hechos reales, la última película de Spielberg, nos traslada a finales de los años 50, cuando la Guerra Fría entre URSS y EEUU estaba en pleno apogeo y se acercaba a pasos agigantados, la división física de los dos bloques, por medio del simbólico y desgraciadamente tan duradero, Muro de Berlín. El director plantea una historia de espías, en la que un afamado abogado de Nueva York es elegido por el Colegio de Abogados para defender en un juicio, a un hombre acusado de espionaje y de servir a los intereses de la Unión Soviética. Paralelamente, un piloto norteamericano de un avión de vigilancia U2, es abatido  y apresado en suelo soviético. A partir de ese momento, el abogado es seleccionado por la CIA, para, a título particular, negociar el intercambio de prisioneros. La estampa, el escenario donde se representa esta compleja operación tendrá lugar en el Berlín de 1961, momento en el que la Alemania Oriental levanta el Muro que partirá en dos a la ciudad.

Spielberg siempre se ha encontrado cómodo con las películas que ha desarrollado en momentos importantes en la historia del siglo XX. La Lista de Schindler, Salvar al soldado Ryan, Munich o incluso la en mi opinión mediocre, Caballo de Batalla, son claros ejemplos de como el director ha plasmado en la pantalla, con seriedad y respeto, unos sucesos históricos, siempre personificados en personajes sólidos, no muy complejos, pero especialmente cercanos al espectador, ya sea por su carácter o por la causa que defienden. En el caso que nos ocupa, sucede parecido. Tom Hanks, interpreta al abogado James B. Donovan, reputado negociador en asuntos de seguros y responsabilidades civiles y penales. Se le presenta como un hombre de familia, afable, defensor de la justicia y de la libertad que representa la Constitución de su país. La película descarga en sus espaldas el peso interpretativo, con permiso de un sugerente y notable secundario, interpretado por Mark Rylance, que pone cara al espía detenido en Nueva York. 
Pero además de estas actuaciones, Spielberg tiene la capacidad de aportar un protagonista más. Berlín, la ciudad en la que EEUU y URSS se ven las caras, frente a frente, ocupa un lugar de preeminencia en el film. En 1961, obligados por una situación económica insostenible y por la salida masiva de ciudadanos de Alemania Oriental hacia el Berlín occidental, se decide construir un Muro que separará ambas partes de la ciudad. Y todo estos sucesos, Spielberg los va espolvoreándo a lo largo de la película, en la que sin ser el tema principal, el espectador puede observar sus consecuencias. Entre ellas, la intención de la RDA de ser reconocida en el mundo, como un país propio, más que un satélite de la Unión Soviética. La capacidad de ambientar y plasmar en la pantalla una ciudad todavía sin reconstruir, económicamente ahogada y en la que el Muro termina por separar calles, casas y familias, es uno de los factores más importantes de película.
Creo que Spielberg realiza una de sus películas más artesanales e intimistas de su carrera. A pesar del gran trabajo de ambientación y la localización de la historia en Berlín, la gran mayoría de las escenas se producen en interiores, entre cuatro paredes. La iluminación resulta también impactante, recordando, no por su estilo, pero si por su calidad, a la que realizó en Lincoln. En este caso, una luz directa y luminosa, difumina algunas escenas de manera efectiva, sobre todo en las reuniones de Donovan y Abel. Además el director no abusa de la bso, como en la mayoría de sus películas. Curiosamente, la música clama por su ausencia en muchas escenas y logra, cuando aparece, pasar de manera muy desapercibida. Todo ello, hace que el espectador, fije su atención en los actores y en las escenas que los rodean. Me repito al decir que la ambientación es espectacular. Tom Hanks, al que no lo veo como un gran actor, esta medido, correcto en su actuación del abogado firme en sus resoluciones y centrado en la defensa de la justicia y la libertad. La sorpresa de la película, es la actuación comedida y muy calculada de Rylance, que seguro acaparará gran número de premios este año.
En definitiva, una película, que si no excepcional, entraría en esa lista de trabajos serios, estudiados y que hacen de Spielberg un  gran conocedor del cine más clásico, en contraposición a sus películas de aventuras y entretenimiento.  La verdad, es que EL Puente de los Espías, se ve con gusto, se disfruta. Estas películas, junto a las que nombré al comienzo de la reseña, hacen de Spielberg un director que demuestra que cuando quiere puede.

  

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