El pasado sábado 7 de febrero se inauguró la nueva temporada de Baluarte de Pamplona, con el estreno en España del nuevo espectáculo de Sara Baras. La artista, ha actuado en Pamplona muchas veces. Sus últimas actuaciones siempre han pasado por las bambalinas de Baluarte, pero es la primera vez que comienza gira en la capital Navarra.
En esta ocasión, Sara Baras ha dirigido y coreografiado un programa con el que pretende homenajear a grandes figuras del flamenco, desde el recientemente fallecido Paco de Lucía, hasta Camarón de la Isla, pasando por Antonio Gadés, Enrique Morente, Moraíto y Carmen Amaya. Todos ellos están representados en seis murales con sus retratos, que presiden la práctica totalidad de la actuación. Exclusivamente en dos ocasiones, se dan la vuelta a estas piezas giratorias, para hacer aparecer unos espejos, frente a los cuales Baras, baila solitariamente con la luz de los focos.
La acompañan en el escenario, un cuerpo de baile de tres hombres y tres mujeres, que actuaron con fuerza y calidad. Al respecto de los músicos, dos guitarras (Keko Baldomero, compositor y letrista también y Andrés Martínez), dos percusiones o cajones (Antonio Suérez y Manuel Muñóz) y tres cantaores, son dignos acompañamiento en un viaje tan sublime como lleno de sentimiento y raza. Llamo la atención en las voces de los cantaores. Sara Baras ha tenido el acierto al elegir a Rubio de Pruna, Miguel Rosendo e Israel Fernández, ejemplos de la variedad y calidad de las voces en el flamenco. Cada uno de ellos aporta una tonalidad diferente, un quejío particular, una hondura personal, aportando luz y color a la música con la que Sara Baras nos deleitó. Desgraciadamente, José Serrano, su artista invitado no pudo actuar por una indisposición. Los cuadros que le correspondían bailar o acompañar a Sara Baras, los cubrió ella misma y su grupo, sin que echáramos en falta al bailaor, aunque seguro hubiera aportado en su caso, más riqueza visual a un conjunto tan acertado.
De Sara Baras poco hay que decir. Profesional como la copa de un pino, seria en su baile y zapateado, estricta en su movimientos, pero a su vez, racial y tan capaz de comunicar tanto su alegría y su amor por el baile y arte flamenco en su conjunto. Todo ello como si no le costara transmitir al público sus sentimientos. Sinceramente, se nota, se palpa en su bailar, el trabajo duro de ensayos diarios y la capacidad de superación y perfección de una artista que no deja de evolucionar en el flamenco, demostrando lo que es, una artista de talla mundial, querida y admirada dentro y fuera de su tierra. No es casualidad que el estreno mundial de "Voces" tuviera lugar París. Por lo menos en Pamplona se la quiere mucho. Esperamos verla pronto de nuevo.
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