Reconozco que no he visto ninguna de las anteriores temporadas de la serie "American Horror Story". Bueno, no es cierto. Si que vi algunos capítulos de la tercera, cuyo desarrollo la situaba en Nueva Orleans. Sin duda, una de los razones que me llevaron a interesarme por su cuarta entrega era su localización en los años 50. La ambientación resultaba atractiva. Si además la historia se desarrolla en una feria de seres extraños o monstruos de la naturaleza, el aliciente era, para mí, demoledor.
Con cierto aroma a aquella espeluznante y maravillosa película "La parada de los monstruos" de 1932, la serie nos sitúa en un pueblo llamado Júpiter, donde se instala un Circo de personas extrañas dirigido por una artista alemana, interpretada por la estupenda Jessica Lange. Poco a poco, las relaciones con el pueblo, el día a día de los mismos artistas y la aparición paralela de una serie de asesinatos, complicarán la situación de personajes tan variopintos.
Con cierto aroma a aquella espeluznante y maravillosa película "La parada de los monstruos" de 1932, la serie nos sitúa en un pueblo llamado Júpiter, donde se instala un Circo de personas extrañas dirigido por una artista alemana, interpretada por la estupenda Jessica Lange. Poco a poco, las relaciones con el pueblo, el día a día de los mismos artistas y la aparición paralela de una serie de asesinatos, complicarán la situación de personajes tan variopintos.
Si bien la unidad argumental de la temporada gira alrededor de los habitantes de la Feria, a partir de algunos de ellos, se ramifican diferentes tramas. Además, paralelamente, surgen un par de historias, en las que aparece un asesino en serie que realmente acojona, con perdón, y un psicópata ricachón y caprichoso, que vive por la zona, donde acampa el Circo. Y si por un lado, esto en un principio, aporta riqueza argumental a la serie, por otro, su argumento pierde ligazón y peca de cierta discontinuidad. Algunas tramas terminan a mitad de temporada, dando paso a algunas muevas. Incluso aparece algún personaje de cierta relevancia a falta de solo dos o tres capítulos para el final de la serie. Todo ello no hace más que crear cierto desorden y una clara falta de unidad.
Respecto a los demás factores, sobre todo abundar en la espléndida ambientación y en una logradísima elección de personajes. Desde una mujer barbuda, una mujer bicéfala, el hombre forzudo, enanos y otros seres extraños, protagonizan los episodios. Si a esto unimos, el estudio humano que la serie hace en base a los deseos y frustraciones de todos ellos, nos encontremos con los cimientos que más han aportado a su ensamblaje.
Pero por encima de todos ellos, la presencia de Jessica Lange, marca la diferencia. El papel de una madura alemana exiliada, con ciertas dotes de gran estrella, pero que se debe conformar con ser la directora de la Feria de seres extravagantes y extraños, marca la pauta de la serie. Sus deseos, sus aspiraciones y sobre todo el maternalismo que mantiene con sus seres adoptados, es la trama más sólida que aporta la serie. Grandísima actuación que merece ser visionada en versión original, donde Lange aporta un acento alemán brillante.
Pero por encima de todos ellos, la presencia de Jessica Lange, marca la diferencia. El papel de una madura alemana exiliada, con ciertas dotes de gran estrella, pero que se debe conformar con ser la directora de la Feria de seres extravagantes y extraños, marca la pauta de la serie. Sus deseos, sus aspiraciones y sobre todo el maternalismo que mantiene con sus seres adoptados, es la trama más sólida que aporta la serie. Grandísima actuación que merece ser visionada en versión original, donde Lange aporta un acento alemán brillante.
En definitiva, interesante temporada, algo irregular en las tramas, pero que resulta muy atractiva por la época en que se desarrolla y los personajes en los que profundiza.
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