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lunes, 15 de diciembre de 2014

"Agosto"

No os engañéis por el cartel que presenta esta película. Todos alrededor de la mesa, un familia reunida en la que sus caras representan mentira, odio, resquemor... todo menos amor filial. 
Tras desaparecer un maduro y alcohólico escritor, de su hogar de Oklahoma, dejando abandonada en casa, con la cocinera india cheyenne, a su mujer, enferma de cáncer y absolutamente colgada de pastillas, su hermana y sus hijas deciden acudir a la casa materna, para atender un fin de semana a la solitaria y adicta madre. A partir de la llegada al hogar y tras un acontecimiento inesperado, la situación explotará, ante la recriminación y el desahogo egoísta de unos y otros.
El director John Wells, al que no conocía hasta ver esta película, nos desgrana un inmenso y terrible drama, en el que las circunstancias formales, quedan debajo de serios problemas de fondo, en una familia absolutamente rota, que ha vivido en la mentira y en la falsedad muchos años atrás. 
La madre, interpretada por una gloriosa y merecedora del oscar, Meryl Streep, aúna a su alrededor una prole de hijas a las que pretende arrastrar a su propia desgracia personal. Por un lado, la siempre fiel y soltera hija que vive con ella, interpretada por Julianne Nicholson. Julia Roberts, en un papel inmenso y rotundo, es la hija casada, fiel y familiar, a la que su madre conoce y a la que más se enfrenta, por su condición aparentemente fuerte y robusta. Y por otro lado, la pequeña hija feliz y ausente de la realidad, con la que Juliette Lewis, cierra el círculo de las hijas. Además encontramos a la hermana de Meryl, interpretada por la estupenda y veterana, Margo Martindale, que esconde un secreto, que al final no lo era tanto. Acompañan al elenco femenino varios estupendos actores,  como Ewan McGregor, Chris Cooper, Sam Shepard, Bennedict Cumberbatch y Dermont Mulrroney, cumpliendo un papel secundario pero clave en la película. En definitiva, solo con ver al grupo actoral y siempre en versión original, la película vale la pena, sin duda.
Pero además goza de un durísimo y complejo guión, heredero de la obra de teatro de la autora Tracy Letts, triunfadora en Broadway. Lo más ruin y dramático de las personas sale a la luz, destrozando todo lo que rodea a la madre enferma, la cual pretende destruir su desgraciada enfermedad y existencia, a base de maltratar a todo lo que se le acerque, incluido, por supuesto la familia, lo único que tiene en este mundo. La capacidad de destrozar, de hundir la sensibilidad de una familia, marcan el camino de un film difícil de encajar, pero tan bien dirigido e interpretado, que calibra lo mejor de los interpretes a disposición de un guión que desentierra lo peor y a su vez lo más humano de las personas. 
El egoísmo, la dependencia y el engaño, consiguen derrumbar lo poco que quedaba en pie de una familia ya rota en un inicio del metraje. En el horizonte aparece la soledad, la cruel soledad, producto de la falta de diálogo y cariño... ¿O existe el cariño, en lo más profundo de sus corazones?

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