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viernes, 22 de noviembre de 2013

"Últimos cuentos" - Joseph Conrad

Joseph Conrad, nacío en Ucrania, adquirió la nacionalidad británica en 1886 y falleció en el condado de Kent, en 1924. Creador de auténticas joyas de la literatura como Lord Jim y El corazón de las tinieblas, también era un maestro en las historias cortas y en esta ocasión os presento un libro titulado Últimos cuentos, que engloba cuatro historias de poca extensión pero de grandísima hondura humana, como es habitual en la obra de este insigne escritor.


El primer cuento se titula El oficial negro y se desarrolla, como viene siendo habitual en muchas de sus obras en un barco y en la infinitud del azul mar, como sucederá también en el último cuento. En este caso, un oficial de marina, ocultará durante el trayecto en su barco un secreto inconfesable, pero que como en la vida misma, al ser tan banal para los que le quieren, el final de su historia conseguirá pintar una sonrisa en nuestra cara. La verdad es que tiene un punto de comicidad muy sutil e inteligente.

En el segundo cuento, El príncipe Román, estos rastros cómicos desaparecen totalmente, para presentarnos la tragedia de un joven noble polaco, que aún sirviendo en la corte del Zar de Rusia, en el inicio de la revolución polaca de 1831, debe decidir entre seguir siendo fiel a la corte o volver la vista a sus orígenes y luchar por su patria. El personaje intenta buscar el equilibrio de sus deseos, pero toma la decisión que le lleva a ser más fiel a su personalidad y como no, a su honor, uno de los temas más recurrentes en la obra de Conrad.

Precioso el tercer cuento, El alma del guerrero, nos traslada, de la mano de un oficial de caballería rusa, a las estepas donde tuvo lugar la retirada de la Grande Armeé de Napoleón en 1812. El autor nos invita a visitar el sufrimiento de la fuga desesperada de los franceses. Pero también nos cuenta el sufrimiento, las dudas y las decisiones que los perseguidores deben tomar a lo largo de la persecución de un ejército derrotado. Cargas de caballería y el recuerdo de situaciones del pasado, hacen que nuestros protagonista ruso recapacite sobre las deudas de honor, la misericordia y el humanitarismo en el campo de batalla. Otra vez, encontramos estos temas claves en la narrativa del escritor.

Por último, El Cuento, precisamente el cuarto cuento, relatado por un marino a su amada, en el que nos sitúa en el mar, en un buque de guerra en plena IGM. Otra vez las dudas y la necesidad de tomar decisiones importantes sobre nuestro prójimo y la justicia, lleva al autor a planteamientos tan personales e internos que, como en los demás relatos, analiza el carácter humano, frente al valor, la traición, el miedo y la obligación de juzgar.

Estos cuentos nos reflejan, en distintas situaciones y épocas, las almas más insoldables de los personajes. Protagonistas, tan humanos como nosotros, que mediante diálogos extraordinarios, como el que aparece en el último cuento entre los dos capitanes o el del oficial ruso en persecución de los franceses mientras descansa alrededor de una hoguera, nos trasladan los miedos, dudas y secretos que esconde el alma. Joseph Conrad nos emplaza a vislumbrar al héroe o al cobarde en cada personaje, el miedo y el valor en cada uno de sus actos. Y la conclusión más llamativa, es que estas características tan propias e inseparables de todo ser humano, no son ni de lejos propiedad de uno u otro personaje, sino que se encuentran dentro de cada uno de los actores que encontramos en las narraciones. Será cada uno de ellos, con su propia decisión, el que tomará un partido u otro, aún a sabiendas de no saber si el camino tomado es o no el correcto. Por estas razones y mucho más, Conrad es el gran pintor de almas que podemos encontrar en cada uno de sus relatos, ya sean sus novelas, o en este caso, sus cuentos. 

Es un libro fácil de leer, de apenas 150 páginas que se pasan en un suspiro y que a pesar de ello, gozan de tal riqueza humana y profundidad, que pide su relectura por la variedad de sensaciones y detalles de que goza el texto. Definitivamente una joya, a la que cualquiera puede acceder y de la que seguro afluirán sensaciones y pensamientos, que captarán al lector rápidamente.