Esta es la primera novela que leo
de Cormac McCarthy y la verdad es que me ha dejado totalmente noqueado. La
decisión de leerla fue motivada por la temática de su argumento. Tenía ganas de
leer algo de este aclamado autor americano y el tratamiento que podía darle al
profundo oeste americano de mediados del siglo XIX me animó a comprar el libro.
Cuenta la vida de un joven
huérfano, que es reclutado por un grupo de mercenarios y cazadores de
cabelleras que durante los años 1849 y 1850 son contratados por el gobernador
de Chihuahua para cazar a los indios que habitan en la zona fronteriza de
Méjico. Este grupo está liderado por el Capitán Glanton y lo componen desechos
de la sociedad, hambrientos de recompensa, whisky, mujeres, sangre y
cabelleras. Uno de los personajes más importantes y fundamentales del libro es
el Juez Holden, que continuamente entrará en conflicto con nuestro
protagonista, al que se le conoce durante toda la novela por el simple
apelativo de “chaval”.
Esta no es una novela de western
al uso. Su dureza, profundidad y tratamiento de los personajes le aportan
cierto nivel de redacción que está fuera de lo común en el género. La narración toma dos
caminos paralelos a lo largo de toda ella. Por un lado, la propia expedición de
los mercenarios. Y por otro el tratamiento principal y predominante del paisaje
y del contorno geográfico por el que se mueven. Nuestro protagonista, el
“chaval”, es el nexo de estas dos líneas narrativas que corren juntas a los
largo de toda la novela. La expedición del Capitán
Glanton, pasa por estos territorios fronterizos como un auténtico grupo salvaje
de asesinos y depredadores del desierto. No les importa capturar las cabelleras
de indios, mejicanos o colonos. Solo buscan cobrar gran cantidad de oro y más
cobrarán cuantas más cabelleras lleven al gobernador. No solo persiguen y son
perseguidos por indios comanches, apaches, yumas… Sino que además tienen
continuos enfrentamientos con los propios mejicanos, a los que tratan también
como salvajes y seres inferiores. Con todos ellos tendrán terribles encuentros,
llenos de actos sangrientos y asesinos. El autor no ahorra ni una palabra en
los detalles y realmente la lectura de estos horrores puede llegar a pesar a lo
largo de la narración.
McCarthy en algún momento de la
lectura define a los expedicionarios que deambulan a lo largo de la novela como:
“Jinetes espectrales, pálidos de polvo, anónimos bajo el calor almenado. Por
encima de todo parecían ir totalmente a la ventura, primordiales, efimeros,
desprovistos de todo orden. Seres surgidos de la roca absoluta y abocados al
anonimato y alojados en sus propios espejismos para errar famélicos y condenados
y mudos…” Por otro lado, y sin desmerecer a
los actores físicos de la novela, la otra gran protagonista es la naturaleza
por la que deambulan los mercenarios durante su propio purgatorio a lo largo y
ancho del desierto. La descripción detallada de los paisajes por donde se
desarrolla la novela, nos traslada a un mundo lleno de olores, sensaciones,
colores y texturas. Todas forman parte de la geografía conformada por abruptos
cañones, senderos pedregosos, grandes desiertos, salinas interminables y
grandes montañas que los cazadores de cabelleras tendrán que sortear
individualmente o en grupo para escapar de su destino, algo de lo que
continuamente habla y pregona el Juez Holden. El tratamiento del paisaje lo
convierte en el escenario principal sobre el que converge todo el periplo del
grupo.
El autor continuamente pone en
boca de los protagonistas una serie de pensamientos eternos sobre temas que
siempre han preocupado a la humanidad. La existencia de Dios, el comportamiento
humano y el mal en su naturaleza, la intervención divina en el comportamiento
de las personas, el conocimiento del mundo, la superstición, el azar, la moral,
el destino del hombre y la muerte. Nos encontramos con literatura de
alto nivel. El uso del lenguaje y el dominio de la palabra toman la iniciativa
frente a la acción. Bien es verdad, que en el libro hay diversos combates y
persecuciones. Sin embargo el valor exponencial de la novela esta en el riquísimo
vocabulario con el que el escritor nos esboza los perfiles de nuestros
personajes, incluido el paisaje, y mediante los cuales describe la realidad de
la naturaleza humana. En definitiva un libro que ahonda en lo más profundo del alma. Y para ello utiliza el
escenario más salvaje que se le ha podido ocurrir al escritor, personalizado en
estos mercenarios de deambulan por los desiertos de Méjico a la caza de indios
y sus cabelleras. Difícil de digerir desde luego, pero su altísima calidad
consigue que su lectura te deje ciertos planteamientos que como mínimo hacen
que interiorices en la realidad del hombre en la sociedad y su comportamiento
en el mundo.