Muchos, al comenzar la etapa del guionista Soule en Daredevil, nos preguntábamos en qué circunstancias se había producido el cambio en la situación personal del superhéroe desde el último número firmado por Waid y Samnee. No solo nos lo encontrábamos de nuevo en Nueva York, manteniendo el anonimato y nuevamente ejerciendo la abogacía, sino que además había cambiado su imagen para sorpresa de propios y extraños. Tal y como se comenta en la introducción de este número, parece ser que la presión de los lectores podría haber forzado a la editorial a presentar a los lectores la explicación de lo que provocó ese salto para todos incomprensible. Pues dicho y hecho, Soule ha decidido mostrarnos, dentro de un plan que por lo que parece tiene cierto recorrido a largo plazo, el porqué de todos estos cambios y aclararnos las circunstancias, en mi opinión un tanto forzadas, por las que Daredevil abandonó San Francisco, se separó de Kirsten McDuffy y recuperó su anonimato y su antiguo trabajo de abogado.