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jueves, 29 de noviembre de 2018

Desperta Ferro - "Adrianópolis"

La batalla de Adrianópolis del año 378 d.C. es una de las más conocidas y sobre la que más tinta se ha derramado entre los estudiosos de la historia antigua. Sin embargo, lo extraordinario de la misma, especialmente por su resultado en el que las legiones romanas son derrotadas por guerreros de origen mayoritariamente godo, acompañados de alanos y hunos, no se limita al mero acontecimiento militar. El valor de la batalla viene acompañado de unas causas y unas consecuencias que modificaron el status quo del Imperio Romano al respecto de su entorno internacional, social y religioso. Es por ello que en este número Desperta Ferro, haya desarrollado el acontecimiento, englobando en sus páginas no solo la batalla en sí misma, sino todas las circunstancias geopolíticas, que no son pocas, que se abordaron antes y después de la batalla e hicieron que Roma se resintiera de tal manera mil años después de su fundación.
Precisamente ante esta premisa, los dos primeros artículos se ocupan de dar luz sobre la situación previa a la batalla, abarcando la conjunción de las causas y el germen que provocó tal situación excepcional en la raíz del propio estado romano. La relación previa con los pueblos godos al norte del Danubio, especialmente con los tervingios, con quienes ya se habían tenido encuentros y desencuentros, viene complicada por la presión de los hunos sobre el territorio de greutungos. Precisamente, en un tercer artículo se desarrolla la realidad étnica y las características sociales y culturales de los godos en el siglo IV d.C., así como su relación con Roma antes de la gran migración del 376 d.C. Pero no solo las circunstancias provocadas por los hunos y godos llevaron al enfrentamiento en Tracia. Tal como se explica en el siguiente artículo, Valente, emperador en Oriente, tenía en aquellos años puestos sus ojos en Persia y la situación al sur del Danubio hizo que delegara la gestión de la crisis con los godos en una serie de mandos no especialmente cualificados. Éstos no supieron o no quisieron gestionar con responsabilidad su presencia, más allá de la situación preponderante de la corrupción entre la burocracia romana. Todo ello llevó a que, si bien los godos habían cruzado con el visto bueno de Roma el Danubio dos años antes, todo se derrumbara como un castillo de naipes, desembocando en la gran batalla de la que nos ocupamos aquí y se desarrolla largamente en el siguiente artículo, centro temático de éste número.
Además de sumar un muy interesante capítulo explicando la manera de hacer la guerra y la panoplia de los guerreros godos y alanos, la publicación se esmera especialmente en ahondar en las consecuencias de la derrota romana para el Imperio, sus gentes, la religión y la generación de un incierto futuro. En los dos últimos artículos del número se pretende explicar la visión y presencia del mundo godo en la sociedad romana y su asimilación dentro del imperio, tanto socialmente como militarmente. Estos pueblos se integrarán en el Imperio dando lugar a una evolución en su estructura, pero sin provocar cambios drásticos ante la inclusión de los nuevos integrantes de la cosmópolis romana. Se profundiza en los efectos de tal simbiosis, especialmente a nivel religioso y político, todo lo cual devengará en el futuro del Imperio Occidental, que verá trastocada su entidad unitaria y romana conforme termine el siglo y comience el siguiente. Completísimo número que abarca como ninguno, las causas y consecuencias de una batalla, que aún siendo definitoria, su resultado quizás no hubiera variado en exceso los resultados de la decadencia y ruptura de una Roma herida y trastocada ante la influencia de las migraciones venidas del este. Recomendado sin duda alguna por su variedad de artículos y su profundización clarividente.