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lunes, 19 de marzo de 2018

"Lady Bird"

"Lady Bird" es un alegato a la libertad de ser adolescente, al derecho a equivocarse y sobre todo a la experiencia de búsqueda del sentido de la vida. Y todo ello está encarnado por una joven californiana, estudiante del último año en el High School, que se hace llamar Lady Bird en su entorno más cercano del colegio y familia. Su deseo es estudiar en una universidad liberal del este de los EEUU y salir del ambiente pueblerino y agobiante de su pueblo. Sin embargo, en casa, la economía no es boyante y este último año, cimentado en la consecución de su sueño, deambula en el día a día, tan enamoradiza como soñadora, tan inocente como rebelde. Busca un sitio en la comunidad, ya sea en amistades, amores o colaboraciones en las extraescolares del colegio católico al que acude. En fin, un claro ejemplo de la juventud que nos rodea y convive en la búsqueda de su propia personalidad y lugar en la vida, que sin duda es el mayor reto al que se enfrenta la protagonista.
La directora nos plantea a modo casi autobiográfico, las vicisitudes de Lady Bird encarnada por la joven y ya veterana Saoirse Ronan, siempre espléndida, en una película tan fresca como auténtica. La naturalidad con la que narra su relación, sobre todo con una madre exigente pero que solo mira por el bien de su hija, o con su padre, un hombre bueno y cercano, o con su mejor amiga, o con su entorno en el colegio, o simplemente con sus primeras experiencias en el amor, desgranan las reacciones de la adolescencia a los problemas y circunstancias que rodean su cotidianidad.  Y lo hace desde la visión de la joven, con la naturalidad propia de la edad a la hora de tomar decisiones, acertando o como sucede a veces, equivocándose.

Las situaciones cotidianas se suceden con gran naturalidad y frescura. Lady Bird, en su rebeldía adolescente, quiere ser ella, con su personalidad, en un mundo tan estrecho pero que a su vez le viene grande, en el que lucha por identificarse en su diferencia, mientras intenta hacerse un hueco en su entorno. Porque el gustarse a sí misma, a veces no casa con gustar a los demás. Madre mía, que dura y compleja es la adolescencia. Y sin embargo la directora Greta Gerwing realiza una película transparente, sin aristas y con una mirada directa, nada retorcida y sin malicia. Las complicaciones de Lady Bird en su relación con los chicos y la compleja relación con el mundo de las amigas, se presenta sin resquemor y enfrentamiento, como su fuera un obstáculo que hay que salvar, que bien se cruza con facilidad cuando se presenta como una pequeña complicación, que el tiempo siempre termina arreglando. Porque, de alguna manera, Lady Bird en su inocencia y adolescente mirada del mundo, siempre encuentra a alguien en quien apoyarse... una amiga, un padre o simplemente la esperanza de salir del pueblo y volar a la universidad.
"Lady Bird" goza de un gran guión, lleno de frases y diálogos refrescantes. La mano y vivencias de la directora planean con rotundidad en el trasfondo de lo que se cuenta. Y la selección de actores y actrices, resulta de lo más acertada, desde la fortaleza y calidad de Ronan, pasando por unos secundarios solventes, como el padre interpretado por Tracy Letts, o los dos muchachos que pasan por la vida de la protagonista, encarnados por los muy prometedores Lucas Hedges o Timothee Chalamet, hasta la gran interpretación de la que hace de madre de Lady Bird, Laurie Metcaf. En conjunto una espléndida película, de la que sales con una sonrisa en la cara. Otro gran ejemplo de la calidad que ha habido este año en los Oscar de Hollywood, y tengo que decir, otra película más muy por encima de la galardonada "La forma del agua". 

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