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martes, 6 de marzo de 2018

"Ángeles vengadores" - Lyuba Vinogradova

La escritora Lyuba Vinogradova publicó  en la editorial Pasado&Presente el pasado año su segundo ensayo dedicado a las mujeres militares soviéticas en la 2ª Guerra Mundial. En este caso son las francotiradoras de élite del ejército soviético quienes completan con sus experiencias las trescientas páginas que integran el libro. Su anterior publicación estaba dedicada a las aviadoras. A lo largo de veintiún capítulos y gracias al testimonio de un número de tiradoras nada despreciable, la investigadora desarrolla la presencia de estas jóvenes rusas del ejército soviético en algunos frentes en donde los ejércitos rojos se enfrentaron a los nazis, desde el año 1943 hasta la rendición de Berlín en 1945. Varios mapas muestran las posiciones y ofensivas soviéticas desarrolladas durante estos dos años en diferentes batallas como pueden ser,  Tamán, Kerch y el estrecho durante 1943,  de Leningrado, Voljov y la Operación Bragation y de Prusia Oriental en 1944, y Checoslovaquia durante la primavera de 1945. Todos ellos representan el escenario protagonizado por miles de muchachas, en el se que narran sus historias personales, el ambiente personal como militar y la situación estratégica de los frentes, ante la franca retirada de los alemanes.

Las mujeres soviéticas participaron por propio derecho en la guerra, aportando hasta setecientas mil unidades, casi siempre en puestos de enfermería, administración, conducción de vehículos, telefonistas o cocinas. Una minoría, ocupó puestos en el frente, en servicio de ambulancias, ametralladoras, aviación o como no, francotiradoras. Tres promociones de mujeres, especialmente preparadas en la emboscada y tiro de precisión, se dirigieron al frente entre 1943 y 1945. Sufrieron multitud de bajas y compartieron con sus compañeros el mismo sufrimiento, sudor y lágrimas, potenciado por el hecho de su condición femenina. Sus motivaciones se basaban no solo en el incentivo y amor por la patria y su defensa frente al enemigo, sino también, un espíritu de venganza. Las mujeres soviéticas habían experimentado en su propia piel la terrible invasión alemana de 1941, soportando vejaciones y asesinatos. Además, la imperiosa necesidad de enviar soldados al frente debido a las inmensas bajas sufridas en los dos primeros años de la invasión, hizo que las mujeres, jóvenes chicas de 18 a 20 años dieran un paso al frente y ofrecieran su vida por su país con un rifle en la mano. 

Sus misiones no se diferenciaban en nada de la de sus compañeros. Un gran número de tiradoras cumplieron su deber logrando un buen número de bajas en el ejército alemán y el Soviet hizo de ellas un importante instrumento publicitario. En cuanto un frente se estabilizaba o quedaba bloqueado, salían de caza a la búsqueda de soldados nazis, que descansaban despistados y levantaban sus cabezas por encima de las posiciones y trincheras para ser blanco de la diana de sus fusiles. Sus bajas eran numerosas y en su diarios y entrevistas concedidas a la autora, narran la caída y muerte de muchas de sus compañeras. Paralelamente su vida no resultaba en absoluto fácil dentro de las filas soviéticas. Muchos compañeros y mandos las veían como meros objetos de deseo y algunas, no pocas, sufrieron agresiones sexuales y abusos en el frente. Su mejor defensa resultó ser su perfecta compenetración con sus compañeras y amigas de promoción. Sus problemas crecieron al final de la guerra, cuando con buen criterio, algunas de ellas fueron encargadas de entrenar a jóvenes soldados recién llegados al frente, muchos de los cuales no aceptaban estar bajo las órdenes de una mujer.

Este entretenido ensayo lleno de vivencias, relata con agilidad, experiencias, relatos y situaciones protagonizadas por estas mujeres que lucharon por su país. En sus páginas se desarrolla no solo su posición en un ejército de hombres y para hombres, sino que además,  muestra el desarrollo de la guerra a lo largo de los tres últimos años de conflicto en el frente del este que avanza hacia una Alemania derrotada, que agoniza irremediablemente una apisonadora militar como fue la Unión Soviética. 

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