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martes, 25 de julio de 2017

"Godos" - Pedro Santamaría

Año 376 d.C. Miles de godos pertenecientes a la tribu de los Terbingios se acercan al Danubio para cruzar el gran río que les separa de las tierras prometidas por el emperador romano de Oriente Flavio Julio Valente. El rey Fritigerno lidera a su pueblo, guerreros, mujeres, ancianos y niños, entre los que se encuentra un joven huérfano llamado Arnulf y su hermana pequeña. Mientras, al sur del Danubio, Paulo, un oficial de ingenieros de las legiones romanas, llega a Adrianópolis para ponerse a las órdenes de Lupicinio, comes de Tracia y construir un gran puente para facilitar el paso de los godos. Lejos, en Constantinopla ha dejado a su amada, Alexandra, quien se verá envuelta, en primera persona, en una guerra que confluirá en la gran Batalla de Adrianópolis dos años después.


Este es pocas líneas el argumento de la última novela del escritor Pedro Santamaría. El autor afronta dos años claves en la historia del Imperio Romano. Los procesos de migración de los pueblos godos no solo presionaron al Imperio en las fronteras del Rin. El gran paso del Danubio, negociado y aprobado por Valente, provocó un estallido y una revolución en las fronteras de Tracia. Muchos factores históricos, desarrollados con mesura por Santamaría, muestran las que podrían haber sido las razones que provocaron la consecución del enfrentamiento que tuvo lugar en el año 378 d.C. en Adrianópolis. Estamos en un periodo lleno de conflictos religiosos debidos a la presencia del arrianismo y la herencia del Concilio de Nicea. Así mismo la corrupción navegaba sin control entre las élites de las provincias romanas y además, los conflictos fronterizos a lo largo del Imperio, presionaban a Roma y Constantinopla desde el Rin hasta Siria. Si a esto añadimos la presión de los pueblos de Asia Central, como los hunos, que presionaron a las tribus godas, provocando un gran flujo de migración, tenemos el cóctel perfecto para situar al lector en la novela aquí reseñada.

Pedro Santamaría desarrolla a lo largo de "Godos" su notable conocimiento de la época y de las mimbres e historia del Imperio. Las alianzas con otros pueblos resultaban necesarias para los gobernadores de un territorio demasiado grande para ser controlado. Los intereses personales superan a los generales. Santamaría plantea el paso del Danubio por los godos como un proceso no de invasión sino de desesperación, de búsqueda de nuevas y fértiles tierras que procuren un futuro a un pueblo presionado y expulsado de su tierra. El emperador Valente se encuentra demasiado lejos de Tracia. Desde Antioquía, sus consejeros pretenden arrimar el ascua a su fuego mientras, en Adrianópolis, los hechos se suceden alrededor de los tres protagonistas principales de la novela. Todos ellos sufren un proceso personal y evolucionan desde el punto de partida de la novela. Y precisamente este es uno de los fuertes del libro. Arnulf pasa de ser un joven huérfano a un gran guerrero en las filas godas. Paulo, en su infinita inocencia, descubrirá los avatares de las instituciones romanas y su declarada corrupción, mientras Alexandra, quizás la más extemporánea de los personajes, sufrirá la devastación de la guerra en su propia persona. 

Cántabro de nacimientos, Santamaría cuenta en su currículum personal con un buen número de novelas históricas, de la que llamo la atención su anterior novela "Rebeldes". Precisamente fue elegido por la web Hislibris, como mejor autor español en los premios entregados en Santiago de Compostela en 2016. El libro que aquí se reseña, muestra una importante evolución respecto a la novela citada y una madurez que lo presenta como uno de los escritores de novela histórica a tener en cuenta actualmente. Completa una novela bien estructurada, tanto dramáticamente como históricamente hablando, con unos personajes no especialmente profundos, pero que desarrollan un perfil suficientemente interesante en una historia como protagonistas de ficción, dentro de un momento histórico muy puntual y conocido, clave en el devenir del Imperio Romano a lo largo del siglo IV d.C. Precisamente, el autor consigue situarnos en este momento histórico de una manera natural, sin grandes explicaciones e integrando a la perfección ficción con historia, sin necesidad de sufrir demasiadas explicaciones que romperían, en otro caso, la narrativa de  la novela. En definitiva, nos encontramos ante una novela muy entretenida de cuatrocientas páginas, que se lee con mucha agilidad. Otro detalle interesante que además de lo dicho anteriormente, hace recomendable su lectura.

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