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lunes, 6 de febrero de 2017

"Westworld" - Temporada 1

Señalada por algunos como la serie con la que HBO sustituirá el hueco que deje en su programación Juego de Tronos, Westworld fue estrenada con la entrada en España de la programación de HBO para nuestro país. La serie se basa en aquella película del año 1973 "Armas de metal" protagonizada por Yul Brynner, en la que se contaba lo que sucede en un parque de atracciones basado en el Oeste americano, en el que sus actores eran robots y estos, empiezan a fallar y a actuar de manera autónoma.
Pues bien, la premisa es la misma. Los turistas, a cambio de una gran cantidad de dinero, acuden a un parque de atracciones en el que se interactúa con gran cantidad de humanoides artificiales, logrando, sin riesgo alguno para el visitante, sentirse como un vaquero u otro personaje a elegir en pleno Far-West. Absolutamente todo está controlado desde el centro de control del parque. Hay guiones especialmente preparados para que los invitados puedan disfrutar de los salones, tiroteos, aventuras en el desierto y todo tipo de placeres. Sin embargo, conforme avanza la serie, los problemas van surgiendo entre los humanoides. Algunos fallan en su guion, otros empiezan a recordar cosas y sucesos, y otros, en su bucle diario, se reencuentran con otros humanoides, recordando hechos que no debían recordar.
Los creadores de la serie, en su afán por mantener el suspense y la tensión al espectador, utilizan los bucles continuos y la evolución de los anfitriones, así llamados los humanoides, para avanzar y retroceder continuamente en el tiempo, provocando importantes quebraderos de cabeza a los controladores y gestores del parque temático. Por otro lado y mucho más interesante, me parecen los interrogatorios o entrevistas que sostienen los ingenieros con sus anfitriones con fallos y como no, las apariciones del fundador encarnado por un fantástico Anthony Hopkins. Su papel de gran entidad y carácter, es de lo mejor de la serie. Es más, todas y cada una de las escenas que tienen lugar en la sede del control del parque, donde día a día se arreglan, recuperan y mejoran los humanoides, así como se desarrollan las relaciones de los miembros del personal, son sin duda la base de esta temporada y gozan de un gran guion.
El problema lo encuentro en el desarrollo de las historias, días y bucles que se suceden en el parque en sí, en pleno escenario del Far-West. Es aquí donde la serie pierde fuelle. Sus recovecos, venidas e idas en el tiempo, además de cierto desequilibrio en las tramas y agujeros negros muy negros de guion, no me convencen. Incluso los personajes son más pobres. Su situación de pérdida y desasosiego, se va y vuelve, en un bucle de escenas y nuevos personajes en diferentes situaciones. La evolución de éstos, algunos en años, otros en días, termina, en mi opinión, por desequilibrar las tramas, liando al espectador. Tanto Eva Rachel Wood como James Mardsen o Jimmy Simpson, no me terminan de convencer. Ed Harris como siempre bien, pero se encuentra en el escenario equivocado. La única que salvo por su interpretación y será porque sus apariciones van del parque a la sede de la empresa, es Thandie Newton.
Otra cosa es el importante trabajo de interpretación y contención del ya apuntado Hopkins y un muy notable Jeffrey Wright. Sus diálogos, tienen una entidad superior y apuntan al mismo centro dramático de la serie. La posibilidad o no de consciencia de los anfitriones, tras bucles y bucles de relaciones, situaciones y actuaciones, compartidas con los invitados humanos es el quid de la serie. Aún así, Westworld no me ha gustado. Me ha dado la impresión de que es tramposa, en beneficio de lo que aparentaba ser un producto a priori interesante, pero dramáticamente desequilibrado y en algunos casos impostado.