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lunes, 23 de noviembre de 2015

"Sicario"

Hace algún año reseñé "Prisioneros" lograda, trabajada y dura película dirigida por el canadiense Dennis Villeneuve. El tratamiento de los personajes, la moral y las difíciles relaciones de los personajes en momentos de zozobra, colocaban a esta película y a su realizador, como una de las promesas más sólidas en el firmamento cinematográfico actual. "Sicario" siguiendo una senda diferente, pero en algunos casos paralela, no hace más que confirmar su buena mano con la cámara, el dominio del tempo de sus películas y sobre todo el conocimiento más visceral y real de la conciencia humana, enfrentada a complejos retos emocionales y éticos.

Emily Blunt interpreta a la jefe de operaciones del departamento de secuestros del FBI en Arizona. En este estado limítrofe con Méjico, los cárteles tiene su cabeza de puente para realizar el tráfico de drogas en EEUU con la necesaria seguridad. Por ello, varios secuestros y asesinatos provocados por la guerra entre las distintas familias, hacen que  el Gobierno de EEUU, junto al Departamento de Justicia forme un equipo interdepartamental para desmantelar a la organización, no solo en suelo americano, sino también en su origen. Por esta razón, Katy Macer es fichada por Matt Graver, un oscuro agente, interpretado por Josh Brolin, que junto a Alejandro,  encarnado por un acertadísimo Benicio del Toro, especialista en el cártel mejicano, lideran la operación. Una serie de operaciones del grupo, de dudosa legalidad, realizadas para descubrir y descabezar al jefe de una de las mafias más peligrosas de la zona, hacen dudar de su labor y sobre todo de los procedimientos a la brillante agente del FBI.
La película de Villeneuve acierta en todas sus líneas. Actores y actriz, montaje, ritmo, dirección y tratamiento de la trama, funcionan como una máquina de relojería. El trío protagonista marca sus distancias entre ellos, con la misma facilidad como con la que representan ante el espectador su función en la operación policial. Matt Graver es un líder nato. Juega en una liga diferente y traspasa la legalidad cuando lo necesita, todo sea por lograr su objetivo. Para ello tiene todo el apoyo estratégico y material necesario. Alejandro, representa a esa figura oscura e indefinida, que con cierta distancia atisba los problemas y pretende solucionarlos, pero haciéndolo a su manera, porque como dice en un momento de la película, en una zona de lobos, no queda comportarse más que como un lobo. Sus intereses no solo son profesionales. Su pasado sacude su memoria, que es lo que marca su frialdad y determinación en la operación. Por último, Katy Macer, es la agente del FBI eficiente, cumplidora de la ley, que se encuentra al servicio de la justicia, instrumento que utiliza para cazar a los delincuentes. El espectador va informándose de la investigación del equipo, conforme lo hace la misma Emily Blunt en la pantalla y esto es uno de los grandes aciertos de la película. Sobre ella pivota un film que juega con la finalidad de castigar a los cárteles mejicanos, para evitar sus operaciones en suelo norteamericano, pero en la que se ve arrastrada por Graver y Alejandro a traspasar la linea roja que, como alega su jefe directo, se puede mover a gusto del grupo interdepartamental. Su conciencia se ve golpeada por el uso maniqueo que de ella hace Graver, manipulándola y deslocalizándola de su verdadera función en la operación.
A este drama policial y humano, hay que unir la pasmosa y directa facilidad con que el director plasma en la pantalla, la situación de la frontera, la guerra que domina Juarez, la capacidad operativa de EEUU en Méjico y sobre todo el drama humano de la línea que separa los dos países. Y esto lo realiza con un soberbio dominio de la cámara, acompañada  de una brillante fotografía. La escena de la operación en Juarez, que por lo menos dura 20 minutos, es memorable. La capacidad de Villeneuve de plasmar imagenes impactantes, utilizando el paisaje árido de aquellas tierras inmensas abandonadas de la mano de Dios, se complementa con una bso casi axfisiante, logrando crear la sensación de tensión y desconcierto necesaria para atrapar al espectador. Su pulso dramático y el tempo de la película, sobre todo en la escena de Juárez y en el paso nocturno de la frontera por el túnel, al final de la película, logran aupar a este director a altísimos niveles que me recuerdan a los trabajos de Sodenberg en "Traffic" y de Bigelow en "Zero Dark Thirty". 
Su brillante nivel técnico se complementa con una gran selección de casting, donde Emily Blunt y Josh Brolin realizan un gran trabajo. Pero es Benicio del Toro el que con su mirada profunda y presencia enigmática, logra reunir mediante su actuación y un complejo personaje, una de sus mejores actuaciones. Compleja, dura, enigmática y sobre todo sensibilizadora película, en la que el uso teledirigido de la ley y la justicia hace que la conciencia de la protagonista se tambalee en la guerra profunda y secreta contra la droga. ¿El fin justifica los medios? ¿A cualquier precio? 






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