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domingo, 20 de septiembre de 2015

"Foxcatcher"

Comenzaré diciendo que la película me ha parecido perturbadora. Que una trama, inicialmente tan sencilla y además dedicada al mundo del deporte se transmute, conforme avanza el metraje, en un drama psicológico, tan humano como tenebroso, me provocó cierto transtorno y despiste sobre el género cinematográfico al que pudiera pertenecer "Foxcatcher". Sin duda se encuentra enclavado en cine dedicado al deporte, en este caso a la lucha libre. Sin embargo las características de los personajes, especialmente los encarnados por Tatum y Carell, dirigen la película hacia senderos cercanos a tramas psicológicas que tratan con dureza y sin maquillaje, la oscura realidad de los seres humanos, su envidias y consecuencias, alcanzando niveles importantes de perturbación... además, teniendo en cuenta que se trata de hechos que sucedieron realmente. Pero, me estoy adelantando, mostrando mis comentarios, sin previamente, comentar el argumento, aunque sea por encima.

Los hermanos Dave y Mark Schultz fueron campeones olímpicos de lucha libre en los Juegos de los Angeles, defendiendo la bandera norteamericana. En 1987, ambos siguen entrenando con la intención de competir en los mundiales de Francia de ese mismo años y en los juegos de Seul de 1988. Sin embargo, la larga sombra del hermano mayor, hace que Mark acepte la invitación de un excéntrico millonario, llamado John du Pont y muy aficionado a la lucha, para entrenar en las instalaciones de Foxcatcher, su extensa propiedad en el campo y seleccionar un equipo para convertirse en los defensores de los EEUU en los próximos campeonatos. A partir de este momentos y sin la presencia de Dave, su hermano, que en el fondo ha sido el único amigo y familia de Mark, el poderoso e hipnótico du Pont, formará parte de la vida y las decisiones que tome en adelante el joven luchador. Las consecuencias de todo ello, influirán en la vida de ambos hermanos y en la esencia y realidad del oscuro y complejo millonario.
Francamente, debo recalcar en primer lugar la gran capacidad actoral que han ofrecido los tres actores protagonistas. Por un lado, los hermanos, interpretados por Channing Tatum y Mark Ruffalo. Si su caracterización es buena, su reconstrucción física y de coordinación, como deportistas de lucha libre, es increíble. Sus movimientos han debido necesitar de mucho entrenamiento y preparación física. Pero es que además, especialmente Tatum, ha sabido llevar a la pantalla la compleja interiorización del deportista, intentando equilibrar en la pantalla, su deseo de ganar en competición, su amor por su hermano y la adoración casi mesiánica por un John du Pont, tan influyente como destructivo. Precisamente, el excepcional trabajo de Steve Carell es una de las grandes sorpresas del film. El cambio radical de género,  dejando la comedia para participar en una producción dramática, imbuyéndose de mucha concentración, en un papel lleno de recovecos, aristas y detalles, hizo que estuviera nominado en los Oscar de 2014. Su caracterización aporta intensidad a una interpretación convincente, en la que el rico millonario, a base de dinero, influencia y poder, es capaz de crear su personal universo alrededor del mundo de la lucha libre a su propia medida. Increíble, desosegante y perturbador. Yo no supe si odiarlo o compadecerlo.
En definitiva, una película que si bien resulta un pelín larga y en determinados momentos algo lenta, es capaz de infundir al espectador la compleja realidad del mundo de la lucha libre, acentuado por la incursión de un rico solitario, amargado y pagado de sí mismo, que utilizando su afición a este deporte, su patriotismo y amor a la la bandera, creará a su alrededor un mundo tan irreal como dramático. Convincente como desasosegante drama. 






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