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miércoles, 11 de marzo de 2015

"Kartum"

Uno de los últimos ensayos que he leído trata precisamente sobre los acontecimientos que se cuentan en esta película, dirigida por Basil Dearden en 1966, e interpretada por Charlton Heston y Laurence Olivier. En ella se relata el levantamiento en Sudán de un visionario religioso, conocido como "El Mahdi", contra el poder turco/egipcio, instalado en aquel país desde hace décadas. El hecho de que Egipto fuera prácticamente un protectorado británico, debido a la situación privilegiada del país y del canal de Suez, los oficiales del ejército y sus mandos eran originarios de Inglaterra. Debido a una colosal derrota de las fuerzas egipcias y la muerte de los oficiales europeos, el Primer Ministro Gladstone, frente a la presión reinante en el país, decidió enviar al exgobernador en el Sudán y antiesclavista general Gordon, para repatriar a egipcios y europeos de Jartum a Egipto.
La gran mayoría de los hechos contados en la película son reales, tomándose el director, alguna licencia para aumentar el dramatismo de ciertas escenas, como las entrevistas personales entre El Mahdi y Gordon, que en realidad nunca se realizaron, pero que, sin embargo, sí se basan en cierta correspondencia que mantuvieron entre ellos durante sitio de Jartum. Personajes como el mismo Gladstone, Wolseley, Stewart, Kitchener y otros, aparecen en general en la situación y posición que tuvieron históricamente ante una crisis que conmocionó a Gran Bretaña entre 1884 y 1885, obligándole a intervenir militarmente en Sudán para socavar el poder de los derviches y de aquellas tribus del desierto, primero durante estos hechos y posteriormente en 1898. 
Nos encontramos con una superproducción de calidad, en la que los medios utilizados fueron magnos y notables. Solo por el vestuario, la ambientación, la fotografía y las escenas bélicas, se justifica verla. Los paisajes desérticos, unidos a la inmensidad de un Nilo magnífico que dota de vida a unos países, sorprendentemente ricos en cultura, colorido, como en diversidad tribal y religiosa, son una estupenda estampa para el ojo cinematográfico del cinéfilo. La película, además, enfrenta a dos personajes de notable carisma, convertidos en mitos en un Sudán tan lejano. Por un lado Gordon, que liberó de la esclavitud al país y quiso dotarlo de autogobierno frente al dominio turco/egipcio, y por otro El Mahdi, "el elegido", el que dirige a los pueblos musulmanes hacia la ortodoxia y con la ferviente creencia de que es descendiente del mismo Mahoma. 
La elección de Heston para encarnar a Gordon fue un gran acierto, no solo por su parecido físico, sino por la conseguida encarnación del aura de dominio y poder personal que tenía un personaje como aquel. Respecto a Olivier, su papel resulta algo menos significativo. El maquillaje y un acento algo artificial, desmerece un ápice el trabajo del siempre brillante actor británico. Por otro lado, los secundarios son de relumbrón, como suele suceder siempre en el cine inglés. Richard Johnson, Ralph Richardson, Alexander Knox, Michael Horden, Hugh Williams o Nigel Green completan el elenco de una película de las de antes, pletórica en ambientación y espectacularidad. Reseñar, en definitiva, el buen trabajo de actores, especialmente Heston, y un guión más que interesante que fue nominado a los Oscar al mejor guión original. Digno ejemplo de un cine que ya no se hace en la actualidad.



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