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lunes, 19 de enero de 2015

"Alava en Waterloo" - Idelfonso Arenas

Un personaje poco conocido en la historia de España, protagoniza esta inusual novela histórica del escritor Idelfonso Arenas. Militar de carrera y combatiente en Trafalgar y Vitoria durante la guerra de Independencia, Álava fue delegado de las Juntas Generales ante Wellington, con el que trabó una larga amistad. Debido a sus ideales liberales sufrió prisión hasta que gracias a su amigo Cevallos, el primer Secretario de Estado, fue enviado a Bruselas con el cargo de embajador, debido a su cercanía con Wellington. Coincidiendo con las conversaciones de los aliados en el Congreso de Viena y la posterior huida de Napoleón, es incorporado por el general británico al ejército de los Países Bajos y al suyo propio como comisionado del Reino de España y posteriormente como miembro de su Estado Mayor, participando activamente en la batalla de Waterloo. Tras la derrota de Napoleón, será el representante español ante Luis XVIII hasta la llegada del nuevo embajador a París, momento en el que volverá a Bruselas.

Este libro de 1200 páginas, nos cuenta de manera pormenorizada y entretenida lo sucedido en apenas 13 meses, desde noviembre de 1814 hasta diciembre de 1815, tiempo en el que Europa decidía su futuro en el Congreso de Viena, veía temblar los cimientos de la alianza con el resurgir de Napoleón y lograba apaciguar el viejo continente tras la firma del 2º Tratado de París. Arenas utiliza la figura del ilustre general español, para relatar los movimientos diplomáticos y cortesanos de las cortes europeas, durante su estancia en Viena, Bruselas y París. Rusia, Prusia, Inglaterra y Austria se repartían Europa, mientras sus acompañantes, amantes, nobles y villanos, jugaban a estrategas y confidentes en los salones más glamurosos e importantes de estas ciudades.

El escritor desgrana estos meses de manera cronológica, situando las situaciones y hechos acontecidos, puntualmente en el calendario. Con ello el lector es capaz de seguir, sin perderse, las circunstancias que rodearon aquellos meses. Y lo hace de una manera entretenida, no solo en el plano político, sino también en el social o cortesano. Su amplio espectro de personajes engloba reyes, grandes duques y nobles, militares y embajadores, incluyendo las grandes señoras y damas que mantienen relación y cama con tan insignes señores, lo cual acerca estos personajes tan estirados y engolados al lector, descubriendo sus aspectos más personales e íntimos. Sus protagonistas son todos aquellos que marcaron los designios de su tiempo. Wellington, Blücher, Gneisenau, Fouchè, Talleyrand, Metternich, Napoleón, Luis XVIII y muchos más, protagonizan todas y cada una de las páginas de este voluminoso libro.  Por ello, sin duda, la trama central de esta peculiar novela, son los asuntos diplomáticos, en los que los países aliados, pulsan sus intereses en Europa, bajo la mirada de una Francia perdedora, que les mantendrá en tensión durante los cien días de resurrección de Napoleón.

Alava es el guía que nos acompaña en todos estos acontecimientos. Como embajador en París y representante de SCM y amigo directo de Wellintong, es testigo de todos y cada uno de los hechos sucedidos en aquellos meses. Importante aportación la que hace de su experiencia en Waterloo. Arenas emplea casi 300 páginas en describir los pormenores de la batalla, pasando de los apuntes diarios, a los horarios, puntualizando exactamente los movimientos de los diferentes ejércitos hora a hora. El escenario que aparece en la mente del lector conforme lee el libro, completa un paisaje puntual de la batalla, difícilmente superable.

Idelfonso Arenas consigue trasladar a estas páginas las intenciones, deseos y razones de los hechos y decisiones tomadas por aquellos que decidieron el futuro de Europa durante aquellos meses. Y lo hace de una manera dinámica y certera, reflejando un profundo estudio de documentación, bibliografía y archivos, que convierten a esta novela histórica en algo más. Los datos, la información transmitida, aporta grandes conocimientos de lo que se fraguó entre Viena y París, centros neurálgicos de la diplomacia de vencedores y vencidos. Pero es que además, lo hace de manera fluida y entretenida, mezclando grandes asuntos de estado con historias de amores, celos, venganzas y como no, de alcoba. Sobre todo, lo que genera este voluminoso tomo es una pintura general y amplia de las luchas de poder de Europa, en las que Rusia, Austria, Inglaterra y una creciente Prusia, marcarán un futuro de relaciones y guerras que nos llevarán a consecuencias territoriales y políticas que monopolizarán todo el siglo XIX y parte del XX. Extraordinaria lectura, imprescindible y entretenida, merecedora del Premio al mejor escritor novel 2012, otorgado por la web Hislibris. 

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