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miércoles, 3 de septiembre de 2014

"Apollo 18"

1972. La NASA envía a la Luna en misión secreta el Apollo 18. Por razones no explicadas, el viaje no es anunciado en los medios como en otras ocasiones. El alunizaje es correcto y la expedición comienza su andadura sin problemas. Pero poco a poco y conforme pasan las horas, sucesos extraños rodearan a la expedición.
Grabada con la técnica de cámara al hombro y en forma de documental, esta película dirigida por el español Gonzálo López-Gallego, sigue la línea técnica y narrativa de anteriores éxitos, como "Paranormal Activity" o la más lejana "The Blair Witch Project". Narrado en primera persona y con una técnica que imita a los documentales de los años 60 y 70, que describían las diferentes expediciones a la Luna, esta película busca transmitir tensión y suspense, durante la hipotética estancia de esta nave en satélite lunar. Mediante largos planos, acompañados del claustrofóbico sonido de la respiración del los astronautas dentro de sus escafandras, el director crea un ambiente opresivo, muy cercano a lo que debería haber sido la situación real en dichas expediciones. Si a esto añadimos, cierto suspense creado por el ambiente de secretismo propio de los años setenta, en plena guerra fría y un componente extraño y misterioso, que no pienso desvelar en estas líneas, esta película de escasamente 90 minutos, juega con la tensión y la expectación del espectador.
Sin embargo, el director no consigue transmitir la sensación de realidad documental que en un principio pretende. La existencia previa de películas que, en su momento, ya explotaron la técnica de este film, más una temática de ciencia ficción poco creíble y desacertada, hacen de esta película un mero experimento curioso y en su planteamiento, algo diferente, pero pobre en resultados. Apreciable el intento, pero a pesar de su marca independiente y un agradecido corto metraje, este film resulta en algunos momentos algo tedioso y en general bastante plano. Demasiados precedentes parecidos... Por cierto, el doblaje deja bastante que desear.