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viernes, 17 de enero de 2014

"Elysium"

Cuatro años después de presentar la sorprendente película Distrito 9, el director Neil Blomkamp, nos vuelve a trasladar a un mundo lleno de desigualdades, donde unos pocos viven desahogadamente mientras la gran mayoría sobrevive hacinados entre la miseria y la exclusión total. Si bien en su anterior película, nominada a los Oscar de aquel año, los desfavorecidos eran aquellos extraterrestres que se habían establecido en la tierra, en esta ocasión, el director nos acerca aún más un tema cada vez más real y cercano en nuestra convivecia diaria, personalizado en los seres humanos. La pobreza, la sobrepoblación y la exclusión de los pobres y más desfavorecidos, unido a un cierto compenente productivo-económico, que analiza de lejos la balanza de la productividad y los costes de la mano de obra de esos desfavorecidos, presentan una sociedad marcada por la desigualdad. 

Hasta aquí, el fondo sustancial de esta película. Mientras en la Tierra, la gente sufre y vive en la más sucia y pestilente realidad, un grupo de favorecidos, pasa sus días en una estación espacial gigantesca, llamada Epsylum, en donde viven con todos los lujos imaginables y además, dominan el secreto de la eterna juventud, algo a lo que los terrícolas no tiene acceso. Todo ello llevará a que la gente que subsiste en la Tierra desee algún día trasladarse a ese paraíso para curar sus enfermedades, o simplemente vivir en un mundo mejor, algo inalcanzable para la gran mayoría.


El director nos vuelve a demostrar una gran inventiva, presentándonos unos diseños y efectos especiales que llaman la atención por su espectacularidad y estética. Sin embargo, conforme la película avanza y superados los primeros 30 minutos, la cinta cae en cierta vanalidad argumental, convirtiendo lo que podría ser una película evocadora de un futuro, quizás no tan lejano, en una simple carrera llena de obstáculos y de peleas sangrientas, en las que un solvente Matt Damon, intenta sortear todas las barreras que encuentra para llegar a la ciudad espacial. Incluso resulta largo y reiterativo su tramo final, cayendo en un conjunto de insustanciales duelos casi incomprensibles, ya en Elysium, ese mundo ideal, en el que, curiosamente, no es tan difícil colarse. Caso aparte es la interpretación sosa y anodina de una Jodie Foster cada vez más difícil de ver en las pantallas, en un papel que perfectamente podría haberse obviado y que realmente aporta poco a un final aburrido y exento de tensión argumental.  
En definitiva una película con mensaje, salpimentado de escenas de acción, que en este caso parece que sobran, sobre todo, en su tramo final. Una película que avanza de más a menos, aunque visualmente resulta realmente interesante y nos recuerda ciertos aspectos reseñables de la anterior película del director. Quizás esperábamos más de este nuevo proyecto, que ha resultado algo decepcionante.