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viernes, 7 de junio de 2013

"Con faldas y a lo loco"


Billy Wilder dirigió esta película en el año 1959, creando la que es una de las mejores comedias de la historia del cine. Su argumento y las actuaciones de sus protagonistas consiguieron crear una película hilarante, llena de diálogos llenos de chispa, que han quedado para siempre en la memoria de los cinéfilos.

En plena implantación de la Ley Seca, dos músicos del montón que se ven obligados a huir de la ciudad después de ser testigos de un asesinato cometido por la mafia. Deciden disfrazarse de mujeres para conseguir tocar en  una orquesta femenina. Este sencillo y divertido argumento es la excusa perfecta para que el director llene la película de gags y situaciones disparatadas y embarazosas, de las que el público disfruta como cómplice absoluto de la trama. El elenco resulta perfecto y el trío de protagonistas quedará en la memoria del aficionado, perdurando para la posteridad. Jack Lemmon, Tony Curtis y Marilyn Monroe realizan un trabajo convincente, consiguiendo que cada escena sea mejor  y más divertida que la anterior. El dúo de actores resulta tan bien ensamblado gracias a un guión casi perfecto, que resulta una de las mejores parejas humorísticas del cine de todos los tiempos. Tony Curtis en su papel de libertino y guapo seductor, se equilibra a la perfección con la personalidad graciosa y casi simplona de un Jack Lemmon irrepetible e insuperable. Por supuesto la incorporación de Marilyn Monroe, en su papel de chica bombón, que busca casarse con un millonario, eleva potencialmente el valor de la película, haciendo de ella, una de las mejores comedias realizadas nunca.
No puedo dejar de llamar la atención sobre la excelsa banda sonora. No sólo me refiero a las canciones interpretadas por Marilyn, sino a los cortes musicales de las orquestas de jazz que jalonan todo el metraje de la película. Toma protagonismo la música en esta película ambientada en la época de los grandes grupos de jazz. Un sentido e ineludible homenaje ofrecido por Wilder a las orquestas que llenaban la vida de los clubs y recorrían de costa a costa los Estados Unidos. Desde luego, una película que se debe ver por lo menos una vez al año.