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jueves, 16 de mayo de 2013

"Cosmópolis"

Cosmópolis es la última película de David Cronenberg. Justo hace un año fue presentada en el festival de Cannes. Esta protagonizada por el ídolo de adolescentes Robert Pattinson. Sin duda, tras las extraordinarias "Una historia de Violencia", "Promesas del Este" y "Un método peligroso", las expectativas de este film eran muy altas. La trama se enmarca alrededor de la jornada vivida por un joven multimillonario y excéntrico inversor de Bolsa. Lo seguimos a lo largo de su estancia en su limusina cruzando la ciudad, acompañándolo en su periplo para llegar a la peluquería para cortarse el pelo. Durante el planteamiento de esta metáfora de viaje existencial, el protagonista se encuentra con una serie de personajes. El nexo de unión son las conversaciones que mantiene con ellos dentro de un entorno supra-capitalista que está a punto de caer en una crisis mundial y que, como consecuencia  de ello, arrastra al personaje a una caída tanto psicológica como económica en barrena y sin frenos.
La idea y el mensaje que pretende plantear la película están bastante claros. Nos transmite la dependencia del mundo que vivimos alrededor del capital y del dinero, la deshumanización de las relaciones, la total insensibilidad del género humano frente a los problemas que nos rodean, las diferencias de clases, la importancia excesiva de lo material… La dirección está bastante bien resuelta. Se desenvuelve con eficiencia en las escenas que se desarrollan dentro de la limusina del protagonista, teniendo en cuenta las dificultades que tiene grabar en un sitio más o menos demarcado y reducido. Pero la película flaquea en todo lo demás. El guión es absolutamente incomprensible, lleno de metáforas, simbolismos, conversaciones sin sentido y sobre todo mucha palabrería grandilocuente.  Los actores parecen simples elementos parlantes que no dotan a sus personajes de personalidad propia. Particularmente, Robert Pattinson es una cara marmórea con total falta de expresividad, que no consigue transmitir en ningún momento ninguna actitud humana, ni siquiera la apatía que posiblemente debe mostrar el protagonista a lo largo de la película.
En definitiva, estamos ante una película que pretende ser un aviso contra el abuso del capitalismo en el mundo y la despersonificación del ser humano. Sin embargo, el resultado es aburrido, complejo y posiblemente pretencioso. Nada que ver con el cine realizado por Cronenberg en los últimos años.